08: Eye hate u.

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Los ojos de Mista se clavaron como finas agujas a la espalda de Giorno durante toda la noche. Lo veía dudoso, una y otra vez pasaba por su rubia trenza, su espalda y su cintura, ¿realmente era él?.

La fina voz de Trish compartía palabras con Abbachio en una conversación donde Mista estaba ausente, apenas contestando algunas preguntas de la chica. Desde su lugar en aquella mesa, se dedicó a analizarlo, sus movimientos eran de cuidado y su caminar firme, la manera en la que movía sus brazos y acomodaba su cabello parecía elegante y programada, como si estuviera aparentando.

Se perdió nuevamente en su andar y la pregunta permanecía en su mente, ¿realmente era él?, lucía diferente, se movía diferente, se sentía diferente pero era tan igual a Giorno.

Su cuerpo comenzó a sentir un pequeño pinchazo de ansiedad e inexplicable angustia, las ganas de correr hacia él y preguntar que pasó le comían el cerebro, y Mista no podía lidiar con ello.

—¡Mista!.— Trish interrumpió sus pensamientos. El moreno atendió a su llamado, siendo recibido por sus enormes ojos verdes. —¿Pasa algo?.—

—Quiero llegar temprano a casa hoy, no me apetece continuar aquí hasta tarde.— Mista sabía de lo que hablaba, al estar juntos él era quien cuidaba de Trish casi todo el tiempo, eso implicaba llevarla a donde ella quisiera.

Las burbujas del champagne se deshacían en su lengua una vez más, ya había perdido la cuenta de lo que había bebido hasta ahora. Su cuerpo se sentía ligero y tomaba el brazo de Diavolo con fuerza mientras la copa se paseaba en su delgada mano. Volvió a degustar de aquel líquido hasta dejar la copa vacía, notando sus labios entumecidos y la visión borrosa.

Se percató del pasar del tiempo cuando Diavolo lo hizo levantarse de la silla, tambaleó un poco pero pudo mantenerse de pie. El hombre lo miró extraño, ofreciendole su brazo para caminar juntos.

Con esfuerzo logró llegar al auto, entrando torpe e inseguramente debido a los efectos del alcohol. —¿Estás bien?.— Le preguntó Diavolo.

Tardó en procesar sus palabras, dificilmente alcanzaba a distinguir su rostro en medio de la oscuridad. —Si, lo estoy.—

El auto comenzó su trayecto, saliendo lentamente de la elegante residencia. Ambos se encontraban en el asiento trasero, con dificultades, Giorno bajó el vidrio para sentir el viento chocar contra su rostro, necesitaba respirar.

Diavolo solo lo miraba en silencio, pues sus comportamientos eran curiosos. No estaban demasiado lejos de su destino, una vez en carretera, decidió acercar una mano a Giorno, tomando la delgada liga en su cabello para romperla.

Sonrió de lado al ver como el viento se encargaba de deshacer el peinado de Giorno. El rubió giró su rostro esforzandose por aclarar su adormilada vista. —Haruno, ¿estás cómodo aquí?.—

No comprendió al principio, talló sus ojos en busca de aclarar su mente y formular una respuesta coherente. —S-si... Claro, si.— Se recargó sobre el asiento en busca de calmar el mareo que le provocaba el movimiento del coche.

—He estado pensando en algo, en una forma de hacer que me acompañes más a diario...— La luz roja hizo parar el auto, dandole oportunidad a Diavolo de tomar el rostro de Giorno. —Quizás ya no tengas que volver a Passione, ¿que piensas?.—

El auto avanzó nuevamente, pero Giorno aun sentía la calidez sobre su mejilla. Era la primera vez que lo miraba por tanto tiempo, también que tenían tanto contacto físico en un día. Sus cara ardió por culpa de la situación y el alcohol que bebió, algo totalmente inusual en él. Volteó su rostro hacia la ventana, rompiendo el contacto con Diavolo y buscando un poco de cordura para responder.

Venus Doom 》Vento Aureo AU! [MisGio]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora