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    Mono retrocedió unos pasos. Arco en mano, apuntó al cadavérico cuerpo y, sin titubear, disparó otra flecha. Esta vez impactó limpiamente en el pecho del cuerpo de Liebre, incrustándose profundamente en su detenido corazón.

    Sin embargo, Liebre no se inmutó. Seguía avanzando con paso firme y decidido hacia Mono. Sus tacones resonaban en la abandonada estancia, haciendo un fuerte eco en las paredes y los enormes ventanales con cada pisada.

    "¡Mierda!", pensó Mono. "Por más que trate ella no se detendrá. Es sólo un... Un...".

    Entonces recordó. Sabía que hace doce años, en la Duodécima Guerra Zodiacal, un guerrero inestable, psicótico y con un ávido deseo de asesinar. Un guerrero que, tras cada asesinato, ganaba un aliado cadavérico que lucharía hasta el fin por él.

    "Es un muerto caminante... Igual que los de...", pensó.

    - ... Liebre -murmuró Mono para sí.

    El cadáver decapitado se detuvo súbitamente.

    "¿Q... Qué?", pensó Mono. "¿Por qué se detiene...?".

    Un repentino silbido en el aire lo sacó de su ensimismamiento. Mono saltó hacia atrás, justo a tiempo para esquivar la cuchilla de Liebre. Con un sonido metálico, el arma golpeó el suelo, produciendo un pequeño chispazo por la fricción.

    Sin embargo, fallar una vez no detuvo a Liebre. Su cuerpo sin vida seguía atacando ágilmente, apuntando al cuello y extremidades de Mono. Mono siguió esquivando, moviéndose grácilmente entre la serie de escritorios tirados por toda la habitación. "Debí elegir un piso menos amueblado", pensó.

    Mono miró alrededor, buscando una salida. Vio una puerta detrás de él, a pocos metros. Sin dudarlo un segundo, Mono se giró y corrió hacia la salida, saltando ocasionalmente para esquivar los ataques de Liebre.

    Al cruzar el umbral, cerró la puerta de golpe. Se encontraba en una escalinata que llevaba hacia los pisos superiores. Mono subió tan rápido como pudo, aguzando sus sentidos. Escuchó cómo la puerta por la que había salido era cortada hasta colapsar.

    Seguido del ruido de la puerta colapsando, escuchaba un objeto golpeando rápidamente contra el barandal de la escalera... Un objeto pesado que subía a gran velocidad...

    El cuerpo de Liebre se acercaba, saltando por los barandales de las escaleras rápidamente. Mono sintió, súbitamente, dos largos y profundos cortes en su espalda.

    Liebre lo acababa de cortar con sus cuchillas.

    Instintivamente, Mono usó todas sus fuerzas para empujar a Liebre del barandal, cayendo ésta hasta el primer piso. Un fuerte ruido le indicó a Mono que el cuerpo se había despedazado con la caída.

    Mono siguió su camino, adolorido, sangrando, agonizando lentamente. "¡Debo llegar hasta la azotea...! Debo escapar...", pensó. Al llegar al final de las escaleras, estiró su mano para alcanzar el pomo de la puerta.

    Al abrirla, pudo distinguir la luz de la Luna brillando sobre los charcos que había dejado la tormenta. Mono cayó al suelo, sintiendo un insoportable dolor. Se arrastró hacia afuera, dejando un rastro de sangre carmesí tras él.

    Jadeando, bañado en su propia sangre y sudor, escuchó una voz femenina.

    - Al fin llegas, Saru-chan -dijo la voz.

Juuni Taisen: Nuevos GuerrerosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora