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    - ¿¡Pero qué dem--!? -dijo Jabalí, bloqueando el rápido ataque de Gallo con su ametralladora.

    Varias chispas salieron por el choque entre el puñal que Gallo tenía en la mano y la ametralladora de Jabalí.

    "¿Un cuchillo? Pero si hace un segundo no lo tenía...", pensó Jabalí.

    - ¿Una trampa? -dijo, sonriendo sarcásticamente-. No creí que cayeras tan bajo, Soshi-kun.

    - ¿Caer bajo? -respondió Gallo, retrocediendo de un salto-. ¿Más bajo que utilizar armas que ni siquiera te pertenecen? ¿Más bajo que enfrentarte a un inocente chico de catorce años?

    "¿Catorce...? No puedo creerlo, ¿en serio este niño me está dando problemas?".

    Jabalí apuntó sus dos brazos-ahora fusionados con las ametralladoras-hacia Gallo.

    - Lo siento, niño. Pero tengo un sueño, y lo cumpliré... No importa a cuántos más deba sacrificar para eso... -dijo Jabalí.

    Diciendo esto, comenzó a disparar. Las balas volaron a altísima velocidad, directo hacia el frágil cuerpo de Gallo...

    Solo que ninguna de ellas impactó.

    Jabalí dejó de disparar, extrañado. "¿A dónde carajo se metió?", pensó, mirando alrededor.

    - ¡Ahora, Kiba-san! -gritó Gallo, sujetándose al alféizar de la ventana de un edificio cercano.

    Jabalí se giró rápidamente, justo a tiempo para bloquear el zarpazo que le propinaba otro guerrero.

    El impacto hizo retroceder a Jabalí.

    Ligeramente aturdido, Jabalí observó al frente, encontrándose con un viejo rival... Un viejo enemigo con quien tenía deudas pendientes.

    - Nos vemos de nuevo, Cerdo-san -dijo Tigre, con una maliciosa sonrisa en el rostro.

Juuni Taisen: Nuevos GuerrerosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora