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    Gallo estaba acuclillado, sosteniendo sus piernas con fuerza. Había estado escondido tras el mostrador de una tienda de abarrotes desde que inició la Guerra Zodiacal, en esa incómoda posición.

    "No debo moverme. No debo hacer ningún ruido", pensaba. "Si me encuentran, es mi fin... No sé si tendré el valor para asesinar a alguien...".

    A pesar de ser un guerrero, Gallo no quería estar ahí. Estaba totalmente desprotegido, a su suerte, en un lugar donde había otros guerreros con más experiencia que él, y definitivamente más de uno tendría sed de sangre...

    "Incluso llegué a vomitar al ver a esa loca coserse el rostro... Debo cuidarme de ella especialmente...".

    Súbitamente, la campana de la tienda sonó. Alguien acababa de entrar.

    Gallo sentía cómo su corazón latía fuerte y rápido. Temía que sus latidos llegaran a ser audibles para el indudable asesino que había entrado. Apretó con fuerza su arma: un pequeño cuchillo al que llamó Kuchibashi, y asomó ligeramente la mirada.

    Pudo ver la espalda de un hombre. Tenía la ropa rasgada y estaba cubierto de arañazos sangrantes. El hombre abrió una de las neveras de la tienda, como si de un ciudadano normal haciendo las compras se tratara.

    - Maldita perra asquerosa... -murmuró el hombre-. Ese montón de ratas me tomó por sorpresa...

    El hombre tomó unos cortes de carne que estaban en la nevera y, cual depredador, engulló la carne cruda rápidamente. Gallo apretó su cuchillo con más fuerza.

    "Es mi oportunidad...", pensó. "Si lo mato ahora... No resultaré herido...".

    - Puedes salir de tu escondite, muchacho -dijo el hombre, sin girarse-. Es inútil esconderse de mí.

    Gallo contuvo un grito. ¿Cómo lo había detectado si apenas se había movido? "Es mi fin... ¡Es mi fin!", pensó, aterrorizado. "Moriré aquí...".

    - No te preocupes -dijo el hombre-. No pienso asesinarte.

    Gallo no respondió.

    - Me llamo Kiba Tora -dijo el hombre, tranquilamente-. Estoy aquí en representación del Clan Tigre -finalizó, girándose.

    Gallo pudo observar claramente todas sus heridas. Su rostro estaba cubierto de sangre y rasguños, casi irreconocible.

    - Eres... El que peleó con aquél otro hombre en la torre... ¿Verdad? -musitó Gallo, retrocediendo unos pasos-. Quisiste asesinarlo...

    - Oh, ¿él? -respondió Tigre, sonriendo un poco-. No me malinterpretes, chico. Ese hombre... Asesinó a mi mujer y a mi hija hace varios años. Como guerrero, debo vengarlas...

    Gallo bajó un poco el arma. "Pobre hombre...", pensó.

    - Debió ser muy duro... -dijo Gallo.

    - Lo fue... -respondió Tigre-. El problema es que él es muy poderoso... Y como ves, en mi estado no puedo luchar.

    Gallo bajó su cuchillo del todo. No podía matar a nadie... Menos a un hombre que había sufrido tanto. Debía ayudarlo.

    - Te ayudaré a vencerlo... -musitó Gallo, tímidamente-. N-No sé si pueda matarlo... Pero al menos te ayudaré a acorralarlo...

    - ¿En serio harías eso por mí? -dijo Tigre.

    - Lo haré -respondió Gallo, sin titubeos-. Pero... Con una condición: no nos enfrentaremos... Después de la batalla, tomaremos caminos distintos.

    - De acuerdo -respondió Tigre.

    Gallo sólo sonrió un poco. "Sé que puedo confiar en él... No se ve peligroso...".

    - M... Me llamo Soshi Ondori -dijo Gallo, tendiéndole una mano a Tigre-. Estoy aquí en representación del Clan Gallo.

    Tigre, sin responder, estrechó la mano del iluso chico que le ofrecía su ayuda.

Juuni Taisen: Nuevos GuerrerosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora