Y llegó el momento...
Él se quita la camisa y se recuesta sobre la cama y yo sólo puedo observarlo y querer salir huyendo de ahí pero eso sería perder la oportunidad de tenerlo aunque se que sólo será por unas horas.
Así que lo acaricio, tratando de guardar en mi mente cada detalle de él, de su cuerpo.
Quisiera que el tiempo se detuviera y poder estar así junto a él siempre, pero me invade una terrible tristeza al darme cuenta que una vez más se marchará...