The higher I get the lower I'll sink

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Desde esa noche todo fue evolucionando. Prácticamente nos acabábamos de conocer pero nos hicimos inseparables. Si no coincidíamos en todo el día, nos saltábamos alguna clase para vernos o quedábamos después de estas en el mugriento bar de la universidad. Allí pasamos muchísimas horas hablando de nuestras aspiraciones, de nuestros sueños, nuestra historia o cosas tan simples como cuál era nuestro gusto de helado favorito.

Así es como descubrí que ella había nacido en Londres. Sus padres se habían conocido cuando su madre, que vivía en Barcelona, había ido de viaje de fin de carrera a Inglaterra. Allí conoció a su padre y en menos de un año ya se habían casado y la tuvieron a ella.

Con su madre tenía una gran relación. Era escritora y desde siempre había enseñado a su hija a seguir sus sueños y no rendirse ante nada ni nadie. Su padre era el heredero de una gran famosa empresa de exportaciones. La faena de su padre era el motivo por el que siempre estaban cambiando de casa. Con su padre se había llevado bien hasta el momento en que decidió que no quería seguir con el legado familiar en la empresa de exportaciones sino que quería seguir sus sueños y abrir una galería de arte. Ese fue el momento en que ella vino a Barcelona, la ciudad que había visto a su madre crecer, para emprender el camino que la llevaría a su sueño.

También me contó que su estilo musical divagaba entre el indie y el metal. No soportaba el reggaeton. Su fruta favorita eran las cerezas y sentía devoción por los Lucky Strike de menta, el helado de aftereight y las novelas de Lovecraft. Había dudado entre hacer Bellas Artes o cursos de fotografía. Era una completa amante de la saga Kingdom Hearts y estaba enamorada de Jesse Rutherford.

Me contó que solo había salido una vez enserio con un chico (aunque me confesó que había tenido alguna experiencia con chicas), y que él la destrozo por dentro. Desde ese chico había intentado evitar cualquier unión sentimental hacía nadie. Me confesó que le tenía miedo a enamorarse, que había experimentado como el amor comporta dolor y que aún no estaba preparada para volver a sentir eso.

Con cada palabra que salía de su boca yo sentía que ella era la chica que siempre había estado pensando. Lo había pasado mal en el amor, al igual que yo con Noa. Entendía perfectamente ese sentimiento de no querer sentir nada hacía alguien para evitarte acabar mal luego, Pero con ella me daba igual. Sentía que era imposible que sufriese estando con ella, aunque ella misma me estaba advirtiendo.

Un día de estos en que quedamos en mi minúsculo apartamento en la entrada de las Rambles para hacer un trabajo que consistía en crear un copia de un monumento histórico de Barcelona, la note rara.

- ¿Que te pasa? ¿Te encuentras bien? -Le pregunté-

- Sí, lo que pasa es que últimamente he estado un poco estresada y me he comido mucho la cabeza... -me miró a los ojos por un instante y de golpe bajo la mirada- He estado pensando en lo nuestro.

Ese comentario me cogió totalmente desprevenido.

- ¿No estás bien con lo que tenemos? -Le dije intentando ocultar el nerviosismo que empezaba a apoderar mi cuerpo.

- No, no, no -Dijo apresuradamente- Es solo que he empezado a sentir cosas que me confunden, cosas que hacía tiempo que no sentía. Y creo que a ti también te está pasando. -Lo dijo con un tono que en vez de parecer una cosa buena tomó el aspecto de ser algo horrible. Aún así, ella se equivocaba. Yo hacía mucho tiempo que había dejado de ver lo nuestro como un simple royo entre amigos.- No quiero que suene mal, pero lo mejor que puedes hacer es no enamorarte de mi. No quiero hacerte daño. En estos meses has visto como soy. Soy liberal, pasional e independiente. Hoy estoy aquí pero quizás mañana me canso de todo y me voy para no volver. Pensé que lo mejor sería decirte todo esto para que quedase claro que, aún que soy consciente de que empiezo a sentir cosas, no quiero depender totalmente de ti. Y no quiero que tu lo hagas de mi...

- ¿Quieres que tengamos una relación abierta? -Dije mientras daba un sorbo de mi te de canela que se había puesto frío. Creo que se percató de que la taza en mis manos temblaba.

- No sé si una relación abierta es lo mejor... Lo que quiero es estar como habíamos estado hasta ahora pero teniendo claro que esto no llegará más lejos.

Al decir eso vi como todas mis ilusiones se desmoronaban. El sentimiento que se instaló en mi pecho, una sensación de vacío que eclipsaba cualquier sensación de alegría, no impidió que esbozará una sonrisa alegre. Siempre he sido buen actor, y mi orgullo no iba a permitir que ella viese que en el fondo me había roto. Solamente se me pasó por la cabeza que si le declaraba lo que sentía la perdería, y no estaba dispuesto a perder la única cosa que, desde hacía mucho tiempo, me hacía feliz de verdad.

- Tranquila, no hace falta que te preocupes. Siempre he tenido muy claro que lo nuestro era únicamente esto y no esperaba que evolucionase. Es más, no quiero que lo haga. Estamos bien como estamos. -Mentí.

Sonrió, se levantó de la silla, me vino a dar un abrazo y  un beso en los labios mientras me manchaba la camiseta blanca de pintura.

Esa fue la conversación en que pase de lo más alto, a hundirme en lo más bajo. Empecé a vivir una mentira.

Abstracción de un amor autodestructivoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora