~Winterpanther~

Patria.

Donde quiera que se esté bien, allí está la patria.
Cicerón.

Vivir sin Patria, es lo mismo que vivir sin honor.
Juan Pablo Duarte.

J

ames nació y creció en Estados Unidos, fue americano toda su niñez y juventud. Su madre y hermanas fueron estadounidenses, esperaba que sus hijos lo fueran. Planeo una vida en Estados Unidos, el sueño americano. Estuvo dispuesto a dar su vida por ese país, por las personas inocentes que vivían en el y por sus seres queridos.

Luego la guerra lo alejó de su país natal. La vida fue dura en el campo de batalla, sin saber si volvería a su hogar. Y cuando fue capturado solo podía extrañar aun más su casa, su amada patria, Estados Unidos.

Steve lo salvó y pelearon hombro a hombro, decididos a ganar la guerra para volver a casa. Regresar y tener una vida tranquila, pero eso no fue parte de su destino, no aún.

Llego a manos del ejército rojo quienes lo convirtieron en un arma. Intentaron por todos los métodos posibles borrar su humanidad. Solo era un arma más dentro del arsenal soviético que se usaba y guardaba.

Durante todos esos años fue un arma soviética pero no una persona soviética. No podía recordar cosas tan simples como su nombre, familia u hogar. Esos recuerdos sufrían con el. Después de un tiempo lo dejaron. Era un fantasma, solo debía cumplir la misión sin hacer preguntas ni dejar pruebas. Fue un hombre sin patria.

De algún modo volvió a Estados Unidos y su mejor amigo lo volvió a salvar. Lo libero del dominio que ejercían sobre el. Se sintió libre. Pero sin hogar, ni un lugar donde refugiarse.

Decidió esconderse donde el pasado no pudiera alcanzarlo, pero se equivocó. No encontró un lugar al que llamar casa, ni un país que llamar su patria. Era un hombre roto. Sin lugar para el en el mundo.

Hasta que un amable rey se ofreció a ayudarlo en compensación por la acusación de matar a su padre. El rey se sentía mal por haberse cegado por el dolor y no buscar pruebas. Así que puso a su disposición toda la tecnología e inteligencia de su gente para ayudarlo, para sanarlo.

Ahí pasaría meses en recuperación de los recuerdos de su familia y borrando los de Hydra. Conocería gente que lo apreciaría y respetaría, sin tenerle miedo, una adolescente que siente genuino interés y cariño por el. Un país entero que le abrió las puertas cuando más lo necesitaba. Encontró nuevamente un país por el que estaba dispuesto a dar su vida si era necesario. Pero sobretodo, a un rey de quien se enamoró y que enamoró de el.

Al fin, después de años de ser una máquina sin hogar y un hombre roto encontró un lugar al cual llamar hogar. Había llegado a su nueva patria.