~Winterpanther~

Sueño.

Bucky miraba a su esposo y a su hijo jugar en medio de los jardines. El pequeño Ayo miraba las plantas que su padre le mostraba.

Shuri llegó corriendo persiguiendo a Dhira que llegó corriendo al lado de su padre y hermano. El rey sonrió a sus dos hijos mientras ambos empezaban a jugar alrededor.

James estaba feliz, tenía una familia hermosa, un esposo que lo ama y a quien ama, tres niños, una increíble cuñada y a un país entero que logró aceptarlo como consorte de su rey.

A pesar de las torturas de parte de Hydra, al fin logró ser feliz.

James despertó en una cama de hospital, las sábanas eran duras y ásperas. La radio sonaba al fondo. Se escuchaban muchas personas ir de un lado a otro.

Miro alrededor en busca de cualquier signo que le dijera donde estaba. Se llevó una gran sorpresa al ver soldados y enfermeras militares. No había rastro de la tecnología de Wakanda, ni de los médicos o Shuri.

-Sargento Barnnes, me alegro que despertara. Pensamos que había muerto.- Una de las enfermeras se le acercó con una sonrisa en la cara.

-¿Donde estoy? ¿Qué fecha es?- Miro a la joven del uniforme blanco. La pobre lo miro confundida pero con una sonrisa amable.

-Estamos en Nueva York, es 25 de marzo de 1947. Lleva años en coma, pero el capitán Rogers ha decidido esperar a que despierte. ¿Desea que lo llamemos?- La joven espero a ver la reacción del soldado.

James estaba sorprendido, recuerda haberse ido a dormir a su habitación. T'challa estaba en una conferencia de la ONU en París y el se quedó en Wakanda con los niños.

Esa era la vida que recordaba, pero ahora estaba en Nueva York de 1947. Se supone que el no debería estar aquí.

La chica salió de la habitación dejando solo al hombre. A los pocos minutos entro Steve acompañado de Peggy y de un bebé.

-Hola amigo, pensé que no despertarias. Han pasado muchas cosas.- El rubio sonrió a su mejor amigo mientras abrazaba a la castaña.

-¿Que hago aquí? Se supone que caí del tren.- Bucky miro alrededor buscando alguna señal de que fuera una broma por parte de su cuñada.

-Logramos encontrarlo en medio de la nieve, sargento. Cuando lo encontramos pensamos que había muerto pero logramos transladarlo hasta aquí.- Peggy miro al soldado mientras mesia al bebé.

En la mente del sargento se repetía la misma frase es solo un sueño. Pronto despertaría y estaría en Wakanda, iría con sus hijos y jugará con ellos. Después llamara a Steve y le dirá de su sueño, aunque podría escuchar a Jonnhy llorar mientras Stark trata de cuidarte del niño y Peter se ríe de sus frustrados intentos.

-Deben descansar amigo, volvere mañana para hablarte de todo lo que ha pasado.- Steve, Peggy y el bebé dejaron la habitación.

James se quedó solo, trato de dormir o lograr despertar. Pero nada funcionaba.

Pasaron los días y seguía en 1947. Iba con un terapeuta para acostumbrarlo a despertar después de casi 3 años en coma.

En cuanto salió del hospital Steve lo llevo a casa, le presento al pequeño Peter Rogers-Carter. También conoció a Howard Stark. Las emociones fueron demasiadas, el recuerdo de Tony al ver a sus padres morir, el Peter Parker que Steve y Tony cuidan como un hijo. Sus propios hijos.

Lentamente James acepto su triste realidad, todo había sido un sueño. Su vida en Wakanda había sido producto de su imaginación.

James hizo su vida, tratando de olvidar al hombre que su mente creo y de quién se enamoró. Después de algún tiempo olvidó casi por completo su sueño.

Se casó con una bella mujer, Helen. Ella fue una excelente compañera y amiga. Tuvieron una hermosa hija, Susan Barnes.

Steve y el siguieron siendo amigos durante todas sus vidas. Sin duda tiene una buena vida. En 2009 murió su esposa.

El y Steve estaban viendo la televisión cuando apareció la imagen de Tony Stark. Steve lo miraba fijamente, como si lo extrañará pero sin saber proque.

Después cambio a una conferencia de la ONU. Estaba hablando un joven, de piel morena. Abajo aparecía su nombre, Príncipe T'challa de Wakanda. El corazón de James se aceleró al verlo. Era el, el hombre que conoció en sueños.

Sonrió al poder verlo en su vida, fuera de sus sueños donde están juntos.