Broken (SUSPENDIDA)

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Actualidad

A Micaela le había tocado una habitación en el 6to piso, la 641. Justo un piso abajo de donde se alojaba el plantel de Selección Argentina. Debería sentirse feliz de tenerlos cerca, iba a facilitar su trabajo y podría aprovecharlo. Pero no era la situación.

Estaba incómoda y molesta. Sentía a Paulo cerca, sabía que él estaba por ahí, rondado y acechando, esperando el momento menos pensado para atacarla.

Bueno, tal vez no tan así, pero seguro tenía un plan contra ella.

Se había comportado tan raro cuando se cruzaron en el lobby que seguro algo tramaba. Maldito manipulador maquiavélico. Ahora no podía dejar de pensar en él.

Estaba tan sumergida en esos pensamientos que se sobresaltó al oír el ruido de la puerta. Lo primero que pensó fue que seguro era Paulo, que venía para arrojarla por la ventana, o asfixiarla con un almohadón, o... mejor dejaba de pensar idioteces e iba abrir la puerta.

- Hola. - suspiró relajada al ver que se trataba de Alario y no del asesino en potencia.

- Hey, hola. ¿Cómo llegaste acá? - preguntó extrañada Micaela.

- No afirmo ni niego haber sobornado a la recepcionista - dijo Lucas mientras Mica lo dejaba entrar a la habitación y cerraba la puerta tras él.

- Eso es casi un delito - bromeó ella. - ¿Para qué me buscabas? - le preguntó.

- Estaba aburrido, nos dieron el resto del día libre. Ya me acomodé en mi habitación y mi compañero esta medio amargado, así que decidí venir a buscarte, ¿querés salir algún lado? Podríamos pasear por los alrededores del hotel. - le propuso el jugador.

- ¿Si te acordas que saliste con mi compañera, no? ¿Sol Peréz? No quiero problemas, con ella nos llevamos bien, la respeto. Mejor mantengamos la distancia. -

- No sé que te dijo ella, pero te juro que no hubo ni hay nadie entre nosotros - le aseguró con firmeza Lucas. - Aparte podemos ser amigos de cualquier forma, ¿o no?

- Sí, tenes razón. Podemos ser amigos - dijo ella aún sabiendo que no es lo que él buscaba. - Salgamos recorrer un poco por acá cerca, con cuidado. Si no te reconocen, mejor.

- Bien, seamos prudentes - aceptó él sonriente viendo como la rubia se ponía su abrigo para salir.