El guerrero que se cubre el rostro y la guerrera de la virtud.

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                          1

Ambos estábamos sentados en la cocina. Soy un anfitrión decente, así que luego de dejarnos de admirar mutuamente le invité un café, aunque ella prefirió chocolate; obvio que como hacía un pinche calorón pues fue chocolate frío.
 
Naomi chan movía los pies, estos le colgaban al estar sentada en uno de esos banquillos altos que tenemos frente a la barra de la cocina. Sostenía su taza con ambas manos. Neta, tenía ganas de sacarle una foto. La taza de porcelana decía Mátalos a todos, en letras negras y de molde, era mi taza para cuando hacíamos café en días lluviosos o fríos.

Una de las primeras cosas que hice fue preguntarle bien cómo me encontró, ya que por Facebook o por cualquier otra red social hubiera sido imposible.

—Seguí el rastro de tu poder.

—Yo no tengo poder.

—Sí lo tienes, bueno, algo así, digamos que despides una energía impresionante, por eso te encontré en esta ciudad tan grande.

—Ay wey.

—No es propiamente poder mágico, pero como dije, posees una energía más allá del resto de la gente, y el rastro de la energía se queda un buen rato por el lugar donde alguien pasa. Luego de que me fui de las canchas, decidí regresar al lugar, y me puse a seguir tu rastro, pero fue difícil ya que entre la energía del resto de las personas, sus vehículos, el ruido, etcétera, hacían borrosa la línea.

No lo captaba del todo aún, pero bueno, ella dio conmigo y eso era lo que importaba.

—Dime, Naomi chan, ¿por qué huiste?

Ella se quedó callada unos segundos y se sonrojó ligeramente.

—Bueno, yo... —Agachó la mirada—. Me sentí nerviosa de que alguien me viera convertida en la guerrera de la virtud —decía en voz tan bajita que era un poco complicado oírla—, no, no es fácil. Me mirabas de una forma tan rara que pensé que me veía ridícula —continuó alzando un poco la voz.

—Entiendo, ¿cuánto llevas transformándote en una chica mágica?

—Dos semanas.

Ah la chingada. Bueno, si se ponía así de nerviosa resultaba obvio que no era muy experimentada en el arte ir vestida de esa forma saltando por los techos. La observé atentamente, en efecto noté que cuando me quedaba mirándola sin decir nada se ruborizaba. Decidí hablar para que no se sintiera incómoda.

—Bueno, ¿cómo obtuviste tus poderes? Digo, se supone que estas cosas no pasan en la vida real, sólo en los animes.

—Larga historia...



                            2

Naomi comenzó a narrarme aquel día en el que su vida cambió para siempre.

—Salí de la escuela a eso de las dos de la tarde porque me quedé estudiando en la biblioteca para el examen de matemáticas. El profe que le da a mi grupo es un maldito, te reprueba si no resuelves los problemas con el método que te enseñó, lo odio.

— ¿De casualidad no es el profe Porfirio?

—Esto, sí, ¿cómo lo sabes?

Se inclinó acercando mucho su rostro a mí y con los ojos y boca bien abiertos por la sorpresa.

—Yo estudié ahí hace mucho.

sugoi.

—Bueno, sígueme contando de cómo te convertiste en la guerrera de la virtud.

Las aventuras de la chica mágica y el luchadorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora