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La noche del martes transcurrió con calma, si calma se le puede llamar a pelear contra siete gárgolas de una antigua iglesia del centro de Monterrey. Admito que esa vez sí fui algo inútil, no es como que pudiera hacer mucho contra criaturas voladoras. Tal vez mi mejor momento en la batalla fue cuando salté desde el tercer piso de un edificio e intercepté en el aire a uno de los demonios y caímos sobre el techo de un camión urbano de la ruta 13. La bestia acabó con un ala deshecha por lo que ya no pudo emprender el vuelo y entonces sí nos dimos de chingazos sobre el techo del armatoste en movimiento hasta que en un semáforo frenó en seco. El monstruo cayó, yo logré agarrarme a tiempo y quedé colgando del frente con un solo brazo. El demonio se desintegró segundos después. Corrí hacia donde se había quedado Naomi.
Cuando llegué vi cómo desde su bastón salían ráfagas de fuego amarillo como si se tratara de una ametralladora. Derribó a seis gárgolas, sólo restaba una, y se estaba escapando.
--- ¡A dónde crees que vas, maldito demonio!
Tras exclamar eso, Se inclinó en cuclillas, vi brillar sus piernas y saltó hacia el cielo de una forma impresionante. Como un misil impactó a la gárgola y la pulverizó. Luego vi que ella cayó sobre el techo de un edificio de diez pisos. Me dirigí hacia esa torre departamental y tomé el ascensor para llegar a la azotea. Cuando llegué vi a Naomi platicando con una adolescente como de trece años que definitivamente era una otaku.
---Esto es un sueño, lo es, ya no voy a ver anime, lo juro ---decía asustada la joven de cabello bicolor.
---No es un sueño y no dejes de ver anime, el anime es vida. Ah, mira, el es Rodan, mi fiel compañero.
Saludé. Según me contó Naomi, cayó en la piscina de la azotea (era una torre departamental de lujo), lo que evitó sufriera daño, y al salir del agua se encontró con la asombrada jovencita que estaba ahí esa noche dibujando. Nos despedimos de la adolescente y nos fuimos. Otra misión completada.
Al día siguiente después de mi ejercicio diario, la costumbre me hizo empezar a arreglarme luego de la ducha, pero entonces por fin me cayó el veinte de otra cosa, estaba desempleado.
Bueno, mirándole el lado positivo podría pasar por Naomi a su escuela. Aún no le había dicho que estaba sin empleo.
No quería mentirle, pero no sabía cómo decirle que me corrieron por violento. Tal vez manejar una versión a medio camino entre ambas. Un momento, mierda, ahora que lo recordaba algunos del piso de operaciones de Soluciones TyR habían grabado video y en estos tiempos pendejadas así se volvían virales en un chasquido de dedos. Si había un video en la red, Naomi no tardaría en verlo tarde que temprano. No. Busqué Lord call center en YouTube, nervioso mientras aparecían los resultados.
Se me fue la sangre a los pies, había uno con mil reproducciones en el que se veía claramente el momento en que Morales me insultaba y cómo yo lo agarraba del pescuezo levantándolo del suelo. Se me hacía que tenía mucha suerte de que no me hubieran demandado, pero me imagino que con que no pusiera un pie ahí otra vez bastaba para evitarme problemas, supongo que no ha de ser ni el primer ni el último call center donde las cosas se ponen algo violentas. Para mi fortuna el video de momento no se había vuelto viral, pero no faltaba la página de Facebook o el perfil de Twitter que lo compartiera. Decidí que aunque fuera difícil sería honesto con Naomi, le diría cómo estuvieron las cosas, y le prometería que no volvería a comportarme así de bestia con otras personas, sólo contra los demonios y demás seres monstruosos a los que nos tendríamos que enfrentar. Le mandé un inbox para decirle que pasaría por ella a la prepa ya que tenía tiempo libre.
No tardó ni treinta segundos en responder mi mensaje.
« ¿En serio? Claro, me encantaría.»
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Las aventuras de la chica mágica y el luchador
AksiUna tarde el joven Santiago Ramírez, al ir a recoger su máscara de luchador, se involucra en una pelea contra dos extraños seres. Tras derrotarlos se desintegran dejándolo completamente sorprendido. Lo que sucede inmediatamente después lo hace dudar...