Battle Royale

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Naomi y yo íbamos del brazo, sonrientes y felices aquel domingo de convencion. Había decidido que fuéramos también ese día del cierre, que es cuando se pone más divertido el ambiente, quería que ella fuera participe de toda esa locura, cuando frente a nosotros vi a alguien de mi pasado. Mierda.

—S-Santiago —dijo asombrada una chica que estaba haciendo cosplay de Aisaka Taiga. Su saco rojo, blusa blanca con un listón negro debajo del cuello, falda azul de tablones, medias negras y zapatos cafés eran perfectos. La peluca en color castaño que le llegaba hasta la espalda yo la recordaba perfectamente del día que la compró por internet.

Ante nosotros estaba Norma Gabrielle, mi ex novia.


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Qué incómodo. Naomi apretó con mucha fuerza mi mano, y notaba cómo su respiración se aceleraba. Parte de las cosas que le conté de mi vida aquel miércoles en Fundidora fueron sobre mi ex, y de su gusto desmedido por Toradora.

—Vaya, qué bien que salgas a divertirte. Vamos, Naomi, hay que ir a comprar más Pockys —dije. Norma se quedó mirándonos, luego se dio media vuelta.

—Felicidades —dijo de espaldas a nosotros.

—Es una... —Habló Naomi apretando los dientes, cuando...

Han oído de la Ley de Murphy, de que si algo va mal, se pondrá peor. Bueno...

Hubo un tumulto en la zona común de Cintermex, mucha gente empezó a vociferar, y no pocos apuntaron las cámaras de sus teléfonos para grabar. La gente se abría al paso de una atractiva mujer que lentamente caminaba en nuestra dirección. Estaba totalmente desnuda.

— ¡Está loca! —Gritó Norma dándose la vuelta y encarándonos otra vez a nosotros.

— ¡Santiago, no veas!

Naomi se puso delante de mí alzando los brazos, ternurita. La mujer desnuda se detuvo en medio de la zona común, justo a la mitad del inmenso pabellón. Parecía estar en trance.

Tenía buen cuerpo, bien formado, cabello castaño oscuro, ojos lindos, y varias chicas y varios chicos miraban incrédulos cómo la mujer con la que habían tratado en anteriores ocasiones se presentaba a la Animex como si estuviera poseída. Yo igual estaba estupefacto, porque recientemente al inicio de esa semana había cerrado un trato con ella, y estaba muy complacido con su trabajo. La cosmaker Samanta Saldívar estaba de pie y desnuda en medio de la zona común de Cintermex.

—Detecto algo —dijo de pronto muy seria Naomi.

—Oh, no, oh, no, hay un demonio dentro de ella —continuó muy preocupada. Dos guardias del recinto se acercaron prestos a detener a la exhibicionista cuando esta sonrió de forma siniestra ladeando ligeramente la cabeza. Sus ojos se tornaron blancos y de pronto...

—Ustedes me las van a pagar —dijo con voz doble la mujer apuntando con su dedo índice en dirección de mí y Naomi. Norma se hizo a un lado asustada.

—Santiago, ¿en qué lío te metiste esta vez? —Preguntó alterada Norma, ante lo cual Naomi frunció el ceño y la fulminó con la mirada al más puro estilo de novela juvenil de autora auto-publicada en Wattpad. Entonces cifró de nuevo su atención en la mujer desnuda con voz infernal.

—No puede ser... ¡NO! —Gritó aterrada mi novia retrocediendo dos pasos—. Es esa cosa, es esa cosa, pero yo la destruí, no, no puede ser —decía al borde del histerismo. Justo cuando los guardias estaban por echarle la mano encima, la posesa gritó hacia el techo y algo como una onda expansiva, o como se describen las ondas producidas por las cargas PEM en las películas y los videojuegos, se dejó ver. La onda se extendió por todo el lugar, dejando paralizados a los guardias. Naomi cayó de rodillas. Yo entonces lo entendí todo. Maldita sea.

Las aventuras de la chica mágica y el luchadorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora