La tormenta descargó con una violencia inusual toda su energía en un breve intervalo de tiempo, dejando el cielo por momentos iluminado completamente entre aquellos truenos que llegaban a solaparse, cuyo estruendo recorrió las calles e hizo vibrar hasta el suelo. Solo la lluvia apareció de manera débil, insuficiente para apagar ese incendio que seguía consumiendo los árboles donde se inicia el camino que a la laguna lleva.
Todos comentaban la fortuna de que aquel rayo no hubiera alcanzado ninguna de aquellas casas que tan cerca se encuentran.
Se preguntó si aquella rosa habría ardido también, mientras colaboraba con aquellas personas que a base de cubos de agua se afanaban en apagar aquel fuego, el cual, de manera inexplicable, por momentos parecía reavivar su fuerza logrando que las llamas, en algunos instantes, alcanzaran gran altura hasta llegar a devorar por completo aquellos árboles que, uno a uno, fueron cayendo atravesados reduciendo el paso de aquel camino.
Solo cuando estuvo completamente extinguido y los árboles reducidos a simples brasas pudo llegar a la laguna.
Allí todo estaba en calma, sin rastro alguno de que nadie más se encontraba en aquel paraje, sumido en un silencio que ni la leve brisa que esporádicamente aparecía, lograba alterar. Dirigió sus pasos hacia el lugar donde había indicado en aquella nota prendida de la rosa azul como el punto de encuentro.
Perfectamente colocado halló su cuaderno, observando cómo la humedad existente habían arqueado sus hojas. Tras cogerlo pasó una a una aquellas páginas repletas de su redondeada letra, llenándose de alivio mientras comprobaba que ninguna de ellas se encontraba dañada, lamentando profundamente no encontrar allí a quien agradecer con palabras el haber recogido el cuaderno cuando lo dejó olvidado en el comienzo del camino que hasta aquí lleva. Quien en su custodia había dejado impregnado el aroma de un perfume que como vago rastro aun se percibía.
Despertó su inspiración como aquellos rayos de sol que aparecieron entre las nubes que, poco a poco, se iban retirando del cielo...
"Imagino la bella rosa llevada entre sus manos, afortunada por ser quien pueda observar la mirada azul,
la que descubrí en una tarde plácida.
Fragancia de la rosa entregada para llegar a envolver a quien, como un dulce ángel ha conseguido colarse en mi mente. Recordando su imagen, del alma distraída entre la lectura, quien más belleza entregó a una mañana,
dejando que el sol recién despierto
iluminara su figura asomada en aquella ventana. Corazón que se pregunta si podría resistir
no verse enloquecido por el beso de sus labios,
aquellos que despiertan tan hermosos deseos. Misterios me llegan rodeándome entre el dulce ángel
y la extraña dama.
¿Cuál resolveré primero?..."
Guardó su cuaderno tras dejar plasmado en él aquellas palabras, junto a las notas que seguían creciendo conforme descubría más datos en torno a la leyenda que sobre este lugar contaban.
Llamó su atención, justo en el momento en que comenzaba a marcharse, un trozo de tela blanca prendida en una rama de aquellos árboles cercanos. Caminó hasta allí mientras recordaba cómo aquella joven que le cautivó en otra tarde, llevaba un vestido de semejante tono. Al tenerlo en sus manos percibió el mismo aroma del vago rastro de perfume que quedaba en su cuaderno. Miró a su alrededor sin encontrar nada inusual, solo las huellas de los pasos que se perdían en el camino, mientras su cabeza se esforzaba en imaginar qué habría sucedido para hallar una razonable respuesta. "Le sorprendería la tormenta", se dijo.Aunque aquello no evitó que recorriera los alrededores tratando de cerciorarse de que nada extraño había allí. Solo cuando se acercó a la orilla de la laguna descubrió que aquella rosa azul flotaba sobre el agua llevando aun en su tallo la nota que él escribió, y cómo, el suave movimiento del agua, entre la débil brisa que de manera fugaz aparecía, poco a poco la iba acercando hacia él.
Esperó hasta que la distancia fue lo suficientemente corta como para tratar de alcanzarla. Dejó su mochila a su lado para arrodillarse y conseguir que las yemas de sus dedos acariciaran los suaves pétalos. Cuando la tuvo en su mano sintió cómo una fuerza conseguía atrapar su muñeca impidiendo que se alejara del agua. Atónito, comprobó cómo en su piel aparecía la marca de unos dedos mientras intentaba liberarse de aquello que de manera invisible, le retenía. Vio cómo comenzaban a apreciarse unas leves ondas en el agua, cómo una sombra parecía surgir desde el fondo de la laguna.
Abandonó su resistencia mientras recordaba cada fragmento de cuantas conversaciones tuvo sobre aquella leyenda. Repasó mentalmente cada nota. Nada de lo que había escuchado o escrito recogía algo parecido, puesto que aun no había anochecido y faltaban días para la luna llena. Por un momento creyó que su imaginación estaba jugando con él, pero no podía liberarse de aquella fuerza y la marca sobre su piel seguía visible.
Poco a poco aquella sombra que aparecía desde el fondo comenzaba a ser más visible, hasta que descubrió las facciones de aquel rostro que ya se percibían claramente.
"No, no puede ser", se dijo mientras bajó su mirada negando con su cabeza. Nada tenía sentido.
Percibió cómo aquella fuerza que tenía agarrada su muñeca bajó su intensidad aunque no desapareció completamente y la marca de su piel ya había comenzado a amoratarse. Levantó de nuevo su vista para cerciorase que aquella sombra ya no era tal y ver, claramente, cómo quien había surgido del agua ya por completo, sin ninguna duda, era aquella joven que le cautivó inmersa en su lectura.
Ninguna palabra, ningún gesto realizó, solo comprobó cómo una gran pena comenzó a embargarle aunque en un último intento, solo pensó en sacar el cuerpo del agua.
Reunió todas sus fuerzas para que la única mano que tenía libre, fuera suficiente para lograrlo y justo cuando acercó sus dedos, la imagen del cuerpo desapareció, haciendo que su mano se sumergiera por completo en el agua de la laguna.
Volvió a crecer la intensidad de aquella fuerza y sintió cómo ahora estaba agarrado ya por ambas manos.
Y en ese instante, como si alguien le arrastrara, cayó al agua.
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