O9.

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El castaño adoraba cuando sonreía y sus ojos se volvían medias lunas, amaba como sus ojos brillaban tanto como su sonrisa, cuando ese sentimiento de calidez se envolvía alrededor de su corazón.

Y ahora estaba ahí, empujando la puerta del baño provocando que se estampara contra la pared y mirando a un asustado Felix.

ㅡ Qué... ¿se puede saber qué te ha pasado? ㅡ dijo Jisung con un tono de preocupación.

Intentó agarrar al rubio de las mejillas para levantar su cabeza y lo mirara a la cara, pero fue en vano, ya que se negaba a encadenar sus ojos con los de él.

Felix estuvo unos largos cinco minutos buscando una buena excusa que darle para no contarle la verdad, pues no quería preocuparle más de lo que ya había hecho. Ni tampoco que descubriera que una banda de inútiles estaban molestándolo diariamente.

Obviamente, Jisung también estaba pensando, sacando todo tipo de teorías.

¿Quién demonios pudo haberle hecho daño a su pequeño?

Hasta que luego pensó en algo que siempre ponía triste al rubio.

Las manos de Jisung se colocaron en sus hombros y solo dijo una palabra. ㅡ Mírame.

Seguía sin funcionar, el otro negaba con la cabeza e intentaba ocultar sus lágrimas.

ㅡ Es... ¿por tu abuela? ㅡ fue ahí cuando levantó la cabeza de golpe. ㅡ No tienes que contarme si no quieres, pero por favor... confía en mí. ㅡ Felix le miró atónito.

Mientras el otro observaba sus ojos, esos ojos que ahora estaban llenos de tristeza. Tenían un cierto brillo pero eran las lágrimas que los hacían brillar.

Encontró una oportunidad perfecta para ocultar la triste realidad, actuó como si ese fuera el verdadero problema. Su abuela había caído enferma hace apenas dos semanas y eso afectó mucho al pecoso, pues amaba más que nada a su querida abuela y no quería ver como se marchaba de su vida.

Dejó escapar un último sollozo para después mirar fijamente a Jisung.

ㅡ Supongo que soy muy fácil de leer...

Jisung se congeló al escuchar su respuesta y esa voz tan rota.

ㅡ Oh, dios mío... lo siento tanto, Felix. ㅡ  se tiró encima de él abrazándole con fuerza.

Se sentía culpable por no haber sacado el tema antes, en el fondo sabía que había estado sufriendo estas dos semanas por causa de la enfermedad de su abuela. No sabía como consolarlo y a decir verdad, no era para nada bueno con las palabras.

Y aquí, teníamos a un Felix totalmente arrepentido por haber mentido a una de las personas más importantes de su vida.

Pero no era mentira del todo, su abuela sí que había caído enferma.

freckles ➶ jilixDonde viven las historias. Descúbrelo ahora