O26.

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Efectivamente, las suaves caricias que el pecoso le regalaba a Jisung le hacían enloquecer, todo su cuerpo temblaba debajo de él. Teniéndolo tan cerca y sentir sus labios acariciando los suyos era de en sueño, lo besaba con tanta delicadeza y eso hacía crecer aquel hormigueo en el estómago del castaño.

Aquellas carcajadas que se escapaban fácilmente cuando sus narices chocaban accidentalmente prohibiendo un dulce beso, sonrisas que se dedicaban mientras sus miradas se encadenaban, sosteniéndolas durante un largo tiempo.

Probablemente habían perdido la cuenta de cuantas veces habían sonreído a mitad de un beso. Felix no podía quejarse, esa sonrisa le volvía loco.

El de cabellos castaños agarró al pecoso de los hombros para tumbarlo en la cama con facilidad, cuando éste estaba tumbado mirándole con curiosidad, Jisung se puso encima de él colocando sus piernas al lado de las caderas del australiano. De verdad, el chico pecoso pudo sentir como su corazón dio una vuelta completa latiendo a mil por hora.

Las manos de Jisung fueron viajando desde la barriga de Felix hasta llegar a su pecho, el corazón de éste se detuvo y el oxígeno pareció haber desaparecido complicándole el poder respirar.

En sus ojos se reflejaba deseo, brillaban como nunca habían brillando antes.

Han deposito un suave beso en los labios del pecoso y sonrió. ㅡ Tranquilo, esto recién acaba de empezar, quiero que vayamos despacio.

Si el australiano no respiraba antes, ahora menos.

ㅡ Sólo... necesitaba ver con mis propios ojos tu cuerpo cubierto de pecas. Es hermoso. ㅡ Las manos del castaño acariciaron las mejillas del pecoso.

Esas palabras bastaron para que el corazón que palpitaba fuertemente contra su pecho, se escapara de su cuerpo y saliera volando hasta la galaxia.

Felix creía haber muerto ahí mismo.

Le costaba creerse lo que estaba pasando, jamás en su vida había escuchado esas palabras salir de la boca de alguien y que fueran dichas por el ahora, amor de su vida, era un milagro.

Jisung relamió sus labios, mirándole fijamente. Todo de él era hermoso, sus ojos, su sonrisa, su cabello, sus labios y sobre todo, sus preciosas pecas que parecían iluminar una habitación a oscuras.

Los delgados dedos de Han acariciaban suavemente las mejillas de Felix, de un lado a otro, perdiéndose en cada peca que contaba.

ㅡ Son como pequeñas estrellas formando constelaciones, podría quedarme todo el día observándolas y crear todo tipo de constelaciones. ㅡ le mostró la sonrisa más sincera del mundo.

Los ojos del chico pecoso comenzaban a picar, cada palabra que el castaño soltaba le hacía sentir tan bien. Ese debía ser el día más feliz de su vida.

Y es que, escuchar a tu ㅡcasi novioㅡ decir que tus pecas son la cosa más hermosa que ha visto en sus dieciocho años de vida, era música para sus oídos. Después de haber sido bombardeado con insultos toda su vida por tener pecas, era la sensación más agradable que había podido llegar a sentir, incluyendo el tener los labios de Jisung sobre los suyos, claro.

Sin resistirse, las lágrimas brotaron de sus ojos cayendo sobre sus mejillas, mojando un poco la mano de Jisung. Pero a él no le importó, por qué se inclinó intentando besar cada una de las pecas que decoraba el rostro de su amado.

freckles ➶ jilixDonde viven las historias. Descúbrelo ahora