08: de vuelta a la ciudad

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Aparcó bruscamente el auto que en sus altavoces sonaba una canción ochentera, "loved" a todo volumen. Se bajo la señorita de vestido de leopardo y cob tacones negros que no paraban de hacer ruido al caminar y fué a la entrada de la casa y para tocar el timbre.

─ ¿Wow, esta vez que te mandaron tus padres Yukhei?─ preguntó atento Mark mirando la caja de regalo que tenía Lucas.

─ No lo sé, ya voy a ver que es.─ delicadamente y con su cara inexpresiva abrió la caja, encontrándose con una más pequeña que era la de un teléfono.─ Wow, un ipod, que buen regalo.─ dijo sarcástico revisando la caja y leyendo su información.

─ ¡Wow, un ipod! ¡Ya quisiera yo tener uno, deberías estar contento!

─ Lo material no puede llenar ese vacío dentro de mi de nunca haber recibido amor.─ susurró y dejo la caja de lado, dando un largo y triste suspiro.


Ding dong~


Sonó el timbre y Taeyeon salió deprisa de su oficina -en la cual pasaba todo el día encerrada- y abrió la puerta.

─ Señora Na, que bueno verla por aquí.

Los dos niños al escuchar el nombre de "Señora Na" Se alertaron y voltearon su cabeza para ver quien yacía en la puerta.

─ Señorita.─ corrigió.─ ¿Cuántas veces le tengo que decir que no soy casada? Sabes, mejor llamame Sunmi.

─ Esta bien, Sunmi... Venga a mi oficina, vamos a charlar sobre lo que me comentó ¿sí?

Taeyeon junto con Sunmi a su lado fueron hasta la oficina del primer piso. Mark y Yukhei confundidos se escondieron debajo de las escaleras -que quedaban al lado de la oficina- para poder chismosear un poco sobre la dichosa conversación.

─ Muy bien, quería comentarle que ya tengo todos los papeles listos para pedir de nuevo la custodia de Jaemin. Me hice los exámenes médicos y psicológicos, también los servicios sociales vinieron al departamento y vieron que en este si podría vivir mi sobrino.

─ Ya veo...─ susurró revisando los documentos.─ Si usted volviera a quedarse con el niño recibiría una suma de al rededor de doscientos dólares de parte del gobierno para poder mantenerlo a el y a usted, comprarle ropa, alimento y eso. Aunque según nuevas reformas recibirá setenta dólares más por el ingreso del joven en sus estudios. Ahora, lo que tiene que hacer es firmar estos papeles y Na Jaemin volverá a estar bajo su custodia.

Una sonrisa maliciosa se asomó por sus labios, pero con destreza la ocultó y fingió felicidad y esperanza.

─ ¡Oh, me alegro mucho de poder tener de nuevo a Jaemin en casa! ¡Prometo que esta vez todo será mejor para los dos!

inocencia; nominDonde viven las historias. Descúbrelo ahora