01: oh no!

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─ Mentiroso!─ gritaba la señora mientras lanzaba latas vacías de cerveza a la televisión que transmitía una novela romántica cliché de mala calidad

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Mentiroso!─ gritaba la señora mientras lanzaba latas vacías de cerveza a la televisión que transmitía una novela romántica cliché de mala calidad.

Jeno veía la escena mientras recogía latas vacías por todo el pasillo. No tenía la intención de acercarse a recoger las que estuvieran al rededor de su madre, no quería recibir un regaño innecesario y escuchar sus irritantes gritos.

Volvió a lanzar otra lata al televisor diciendo palabras sin sentido, el objeto rodó hasta los pies de Jeno y la recogió.

Entró al cuarto de su mamá y aunque un fuerte olor a moho impregnara sus fosas nasales siguió recogiendo las latas tiradas en el suelo. Observó la fotografía familiar que estaba rota por un costado, en la que alguna vez estuvo allí la cara de su padre junto a su mamá con el en brazos cuando tan solo era un bebé.

Eran una familia perfecta hasta que su mamá descubrió que su padre tenía una amante y otra familia a la cual mantener. Desde ese momento las peleas en la casa aumentaron hasta que su padre prefirió irse con su otra familia hace ya varios años atrás. La relación de Jeno y su madre había caído en picada, las únicas veces que ella le dirigía la palabra era para castigarle sin razón alguna o solo llorar en su hombro, y todas esas cosas sucedían cuando estaba borracha. Las pocas veces que se encontraba sobria salía a la calle a hacer cosas que Jeno desconocía.

Con sus brazos llenos de latas entró a su habitación y las dejó en el piso de este. Su pequeña habitación estaba llena de dibujos en las paredes que su madre nunca se molestó en limpiar. Empezó a ordenar las latas de cerveza vacías como una pirámide de esas que se solía ver en los supermercados que pocas veces visitaba para comprar ramen instantáneo.

Se montó encima de una silla para poder colocar la lata final de su obra maestra. De puntitas y al borde de la silla a punto de colocar el último pilar de la pirámide, se tambaleaba de atrás para adelante y esto llevó todo su peso hacia la montaña de latas, cayéndose encima de la gran pirámide nunca terminada. El gran estruendo de la caída de las latas se escuchó por todo el departamento.

─ Auch!─ gimió de dolor por la caída, aunque su preocupación ya no sería por eso, sino por lo que vendría.

¡JENO! ¿QUE CARAJOS FUÉ ESO?─ escuchó los fuertes pasos y gritos de su madre acercarse por el pasillo.

─ N-nada mamá.─ respondió nervioso, tenía miedo de que le pudiera hacer su mamá.

YA ESTOY HARTA DE TI.─ escuchó como cerraba fuertemente un cajón,

Oh no.─ se repetía mentalmente mientras nervioso veía su al rededor buscando manera de como defenderse, lo único que tenía eran unas simples latas de cerveza, unos libros y almohadas.

inocencia; nominDonde viven las historias. Descúbrelo ahora