One-shots || Victuuri

VIII

Los finos rayos de sol entraban por la brecha de la pequeña cortina, el lindo amanecer estaba llegando, con él un nuevo día el cual disfrutar, pero no para el japonés. Yuuri débilmente se removió entre las suaves sabanas que parecían ser de la más fina ceda, su cabeza reposaba en una de las más cómodas almohadas que alguna vez haya sentido, pareciera ser rellenada de unas plumas imposiblemente suaves, no quería despertar en 100 años, pero debía hacerlo, la necesidad de ir al baño se hizo presente haciendo despertar poco a poco al chico japonés, pero mientras se removía se preguntaba cuando había comprado tan costosas cosas para su alcoba, específicamente para su cama, una respuesta en automático llego a su cabeza, no era su cama.

Como si hubiera visto un fantasma abrió sus ojos revelando efectivamente que no era su cama, más bien, no era ni su habitación, poco a poco comenzó a recorrer con la mirada toda la habitación que por más que la viera pensaba que seguía en un sueño. No tenía tiempo de pensar severamente que había hecho la noche anterior así que decidió ir al baño para después recorrer el costoso departamento.
Cuando finalmente se decidió levantarse un fuerte dolor en su espalda baja hizo que cayera al piso.

« No puede ser...» pensó el japonés, pero sí todo podía suceder cuando Yuuri bebía como si no hubiera un mañana.

«Tuve... tuve sexo, con alguien... ¡¿Qué me sucede?!» Llevó en automático ambas manos a su boca sintiendo que si descubría sus lindos labios que parecían estar levemente hinchados por la apasionada noche de ayer saldría el grito más grande y agudo que alguna vez haya hecho.

No lo pensó mucho pero continuo con su camino hacia el baño como pudo, a gatas para que su dolor no fuera tan fuerte. Al llegar al baño se levantó y comenzó a miccionar sintiendo que al fin era libre de esa incomodidad sintiéndose relajado al instante, pero ese estado no duro mucho porque poco después sintió como algo viscoso procedía a salir de su abusado ano la noche anterior.

« ¡N-no puede ser! No usó condón» pensó sintiendo un cierto enojo pero su rostro solo reflejaba incomodidad, incomodidad de que DEMASIADO semen estuviera saliendo de él lo cual le hizo preguntar a Yuuri cuantas lo habían hecho para que quedará de esa forma, poco después procedió a limpiarse con una vergüenza horrible, cada vez que limpiaba un poco salía mucho más pero pudo limpiar todo por completo.

Esos pensamientos no duraron mucho porque poco después su inseguridad llego a arruinar su mañana al verse al espejo, siempre pensaba que moriría virgen rodeado de caniches peluditos, pero ahora todos sus planes fueron cambiados drásticamente. ¿Qué tan si solo tuvieron sexo con él para humillarlo con fotos vergonzosas momentos después? ¡¿Y si toda la universidad veía esas fotos?! Su poca dignidad se iría por la borda, o eso pensaba.

« ¿Cómo es que alguien quiso tener sexo conmigo? De seguro fue una estúpida apuesta» El pobre japonés comenzaba a torturarse mentalmente, cada vez que encontraba un espejo pero no podía evitar como su cuerpo estaba, tenía kilos de más. Y realmente a él no le molestaban, sabía que no podía adelgazar debido al estrés, ansiedad y presión que la universidad le daba pero como era una universidad de gente sumamente exclusiva y a dinerada todos eran completamente fitness y él llego gracias a una beca gracias a sus maravillosas ideas.

Le entristecía un poco el cómo no podía controlar sus ansías de comer durante proyectos grandes o exámenes importantes, pero así era él, después de terminar su universidad comenzaría a trabajar su cuerpo, ese era su plan, su plan que poco a poco iba a cambiar. De ver sus adorables lonjitas su mirada se fijó en ver las "marcas de guerra" que habían sido posicionadas por su compañero de cama... ¡Estaba lleno de ellas, incuso varias mordidas en sus lonjitas y sus pezones estaban completamente rojos y sensibles! Yuuri no pudo soportar y salió completamente avergonzado del baño para ir por sus prendas y largarse rápidamente de ese lugar, pero cuando salió no había nada de sus ropas en ese cuarto, ¡ni siquiera su ropa interior!