El movimiento policial es continuo. Furgones, y coches policiales rodean toda la plaza del Parlament. Los curiosos se quedan detrás de la cinta policial, mientras miembros de la unidad de GEI, se preparan para acceder el apartamento de donde se originó el disparo dejando herida grave una persona que se encontraba en el interior del edificio.
¿En que fin del ataque? ¿Por una cuestión política? ¿Querían asesinar realmente al presidente? ¿Cuál de ellos? Muchas preguntas bombardeaban a los inspectores que se hacían cargo del caso. Las telenoticias, y los periodistas presentes del asalto, presionan sin control los investigadores.
El inspector Viñas, mira la televisión, donde aparecen varios canales donde todos hablan del suceso. Todos los compañeros hablan por teléfono, y el movimiento en la sala es constante.
- ¿Todas las personas que estaban en el Parlament siguen encerrados? - pregunta a la vez que se desata un botón de la camisa del cuello, como si eso le ayudara respirar mejor.
- Sí, señor - contesta un compañero que taclea sin pausa en el teclado.
Asiente y mira a su subinspectora.
- ¿Toda la manzana está bajo control?
- Sí, señor.
- De acuerdo, que los agentes de ARRO hagan un cordón policial, y que empiecen a desalojar toda la gente ¿Cuánta personas estamos hablando?
- Unas cien personas.
- Maldita sea... - suspira a la vez que se levanta de la silla y señala al policía que tiene a su cargo - Ponedme con el cavo del operativo de la unidad de los que se hacen llamar "la élite" y que me expliquen como cojones fallaron el tiro - habla sin tapujos, una cosa muy típica de él y todos los compañeros que le rodean, lo tienen sin cuidado.
- De acuerdo.
Tan rápido que lo pide, el chico coge el teléfono y pide que le pasen con el responsable de la unidad.
Sorprendentemente el cavo aparece en menos de cinco minutos por la sala que han habilitado para poder coger todas las pruebas posibles.
El inspector Sanz, hombre de mediana altura, con una pequeña barriga que ya empieza a salir por encima del cinturón, se levanta cuando ve llegar el cavo del operativo. Se trata de Joan Caballer. Un hombre alto, imponente, mantiene bastante su buen estado en forma por su afición de correr maratones haciendo que su uniforme de los GEI y su chaleco antibalas le quede como un guante. Los ojos son oscuros, y su calva brilla por el reflejo de los fluorescentes que iluminan toda la instancia. Cuando está menos de dos metros de él, encuentran la diferencia de altura. Las miradas del inspector y del cavo se encuentran, y hay una tensión palpable entre ellos dos. Pero por cordialidad, se levanta de su asiento y lo recibe ofreciéndole la mano.
- Inspector Viñas - se presenta el inspector y se estrechan la mano, notando una fuerza demasiado desproporcionada por parte del compañero GEI.
- Joan Caballer, pero por favor, llámame Derek.
- ¿Derek? Venga ya, estas hablando como compañeros - le contesta sorprendido por su petición.
Al inspector Viñas, nunca le gustó los que andan por esa unidad, maniáticos a la seguridad, armados siempre hasta los dientes, y lo único que hacen es entrenar y entrenar.
- Eso no importa, quiero mantener mi identidad cualquiera que no esté a mi mando.
El inspector tuerce el gesto y asiente con un movimiento de subirse los hombros y bajarlos.
- Lo que tú digas.
Entonces señala una silla plegable que hay justo a su lado y le ofrece sentarse.
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Detrás del escudo
ActionGala es una joven que huye de su apellido, para que no la enlacen con la delicada profesión de su padre. La fotografía era su mundo, su vía de escape, hasta que de repente, un ataque en el Parlament donde estaba trabajando se ve involucrada con una...