Abre el portátil y revisa de nuevo todo el informe policial. Se lo lee una y otra vez, no quiere que se le pase nada por alto. Se frota la mano en la cien, y sus ojos se quedan mirando fijamente en un punto de la pantalla. No quiere involucrar personalmente en este caso, pero le es casi imposible evitarlo. Siente frustración y una sed de venganza palpable por lo que le ha pasado y como ese ser despreciable jugó con ella. No solamente con ella, sino también a Gala y cualquier persona que cayeron a su trampa. Iba a por él, y estaba lista en mover mar y tierra para encontrarlo.
— Vol alguna cosa per beure?* – la señora interrumpe sus pensamientos y levanta la vista. Ve la señora que era la propietaria de la casa rural en que se estaba alojando. Le ofrece una de sus mejores sonrisas. La señora de unos sesenta años era la segunda vez que le preguntaba y le sabía mal volverle a decir que no.
— No, gràcies.
La señora no se queda del todo satisfecha, pero no insiste más y regresa al recibidor. Pobre, se debe de preguntar por qué está tan seria y no se mueve del sitio desde hace horas.
Mira la hora y ve que han pasado dos horas desde que Vanesa había hecho declarar la mujer de la limpieza y había confesado quién fue la persona que daba información, y envió al compañero Robert para que investigara donde viene ese número. Pero impaciencia, sin poder esperar más, volviera a llamarlo.
— No tengo nada aún – responde él con mala gana. Ya que era la segunda vez que le llamaba.
— Necesito una respuesta, sé que él no lo encontrarán en ese asalto...
— Lo que tú digas, pero es que casi imposible poder averiguar el origen de este número, intentas mantener una traza y rebota en miles de sitios y de lugares.
— Maldita sea, con la informática que hay hoy en día y ¿No podéis saber esto?
— Ese tío sabía lo que se hacía. Se ha apañado para que no podamos encontrar el origen. Créeme que estoy aplicando todos los trucos y técnicas que conozco, y nada.
— Robert, por favor, es la única pista que tenemos...
Escucha como suspira detrás del teléfono y dejan un silencio reflexionando.
— Es que ya comprobé si hubo movimiento bancario y nada, ningún resultado... ¡Joder! – exclama al fin ella apoyándose la cabeza con las manos.
— Echaré un vistazo más, pero ya te digo con antelación que no conseguiré nada con ese número de móvil.
— Lo sé, bueno, gracias igualmente.
Al fin cuelga y se tumba el sofá de pie color marrón chocolate. Mira el reloj de pared y sabe que a las siete es la hora máxima de rescatar a Gala, esa era la hora que habían decidido los hombres de La Patria. No pone en duda que operadores de GEI y ARRO lo consigan, y le saquen con vida. Pero el responsable de todo ello, no son los hombres de La Patria, que realmente son como una distracción para la policía, sino Javier Blanco es el responsable de todo.
Fue quién se encargó de todo, lo más seguro para poder atracar ese armamento y luego tendrá la idea de venderlo de forma ilegal.
¿Él sabe que ese armamento fue encontrado esta misma mañana? Es cuando de repente, mientras lo pensaba, recibe una llamada de Vanesa, y coge el teléfono sin dejar que suene por segunda vez.
— ¡Vanesa! Espero que me traigas buenas noticias.
— ¡Inspectora, no se lo creerá! – responde eufórica, puede ver su excitación sin verla.
— ¿Qué sucede?
— Javier Blanco se ha intentado poner en contacto con su padre.
— ¿Cómo? – chilla levantándose de repente - ¡Dime que se puso en contacto con él!
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Detrás del escudo
ActionGala es una joven que huye de su apellido, para que no la enlacen con la delicada profesión de su padre. La fotografía era su mundo, su vía de escape, hasta que de repente, un ataque en el Parlament donde estaba trabajando se ve involucrada con una...