La becaria Vanesa sonríe con orgullo por poder hacer su primer interrogatorio por si sola. Como de costumbre, todo inspector se lee el historial de la persona que va a interrogar. Se trata de Josefina Rodriguez, mujer de cincuenta años, mujer separada con tres hijos. Es de Cádiz pero migró a Barcelona hará más de diez años, con su exmarido también de la misma región. Tiene delitos leves de robos menores. Una mujer de clase media baja, con problemas en llegar a final de mes.
Cuando entra a la sala, la mujer le espera sentada con un pañuelo entre sus manos mirándola con los ojos vidriosos. Lleva el uniforme de la limpieza ya puesto.
— Hola, me llamo Vanesa Sanchez ¿sabe porqué le hemos pedido que viniera?
La mujer asiente y de repente, sin previo aviso, empieza a llorar y se pasa el pañuelo por el contorno de los ojos maquillados azul cielo. Vanesa espera paciente sentándose justo a su lado, para que se tranquilice y le sonríe con ternura.
— Señora, tranquilícese ¿Quieres contarme qué sucede? Le podemos ayudar.
— Necesito este trabajo... Por favor... Tengo tres niños que alimentar...
— Lo entiendo. No va a perder el trabajo, mientras colabores con nosotros y respondas las preguntas que tengo para ti.
Observa la mujer delgada y de pelo corto teñido de rubio platino, como se mueve con nerviosismo. Sin dejar de doblar el pañuelo que tiene entre los dedos.
— Está aquí porque sospechamos que has dado información interna de un caso en concreto, a alguien ajeno.
Cuando lo explica, la mujer vuelve sollozar sonoramente.
— Juro que no sé quién es... Solo se que... - la mujer con la mano temblorosa, saca un teléfono con la pantalla agrietada dificultando ver con claridad lo que muestra, y le desbloquea con un código – me manda estos mensajes, me pide información y... y yo...
Solloza unos segundos más y le mira con socorro.
— Necesitaba el dinero... Juro por dios que no queria hacer daño a nadie... Solo necesitaba el dinero...
La inspectora coge el terminal móvil, y ve que es número largo de teléfono, como si fuera extranjero.
— Me dijo que cada respuesta, me daba dinero...
— ¿Cuánto has ganado?
— En dos semanas he ganado doscientos euros...
— ¿Sabes que vas a recibir una denuncia y una multa por dar información privada? Ha puesto la vida en peligro a una policía y la hija del ministro.
— Lo siento... Juro por dios que no sabía...
— ¿Sólo te ha mandado mensajes de texto?
— La primera vez me llamó, y me convenció...
— ¿Cómo describiría su voz?
— Joven... Seguro de si mismo... Con dinero... Bastante joven.
— ¿Cómo pudo conseguir tu contacto?
— No lo sé... Solo me ofrecí en ser una señora de limpieza pegando papeles en las farolas, y también ofrecí servicios en una revista...
— ¿En una revista?
— Para ser prostituta... - susurra sin levantar la mirada. Como si le avergonzara decirlo en voz alta.
— Entiendo... ¿Él pidió alguno de estos servicios?
— No... Directamente me llamó y me dijo que si conseguía trabajar en un sitio en concreto, que era este, me daría mucho dinero por cada cosa que conseguiría averiguar...
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Detrás del escudo
AcciónGala es una joven que huye de su apellido, para que no la enlacen con la delicada profesión de su padre. La fotografía era su mundo, su vía de escape, hasta que de repente, un ataque en el Parlament donde estaba trabajando se ve involucrada con una...