Teresa

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Hoy por tercer día consecutivo me he levantado con mareos. Algo normal teniendo en cuenta que apenas como durante todo el día, los chicos están preocupados por mí, no paran de preguntarme como estoy si necesito algo y lo agradezco. La verdad es que llevo bastante mal lo de pasar hambre aunque hubo un tiempo en que lo normal en mi día a día era no comer.

Tenía catorce años en plena adolescencia cuando empecé a dejar de comer correctamente. Primero dejé de comer dulces y bollería porque había leído en una revista mientras esperaba al médico, que ese tipo de comidas engordaba y que a la larga todo ese tipo de comidas hacía daño al organismo, luego por la misma razón (que engordaba) dejé de comer salsas, pan, pasta, carne y cuando mis padres se quisieron dar cuenta ya no comía casi ningún alimento.

Me llevaron a un montón de nutricionistas y a un psicólogo, pero yo seguía haciendo lo que me daba la gana. Los nutricionistas me daban unos planes semanales con una dieta en la que tenía que comer toda variedad de alimentos, la cuál yo les hacía creer a todos que cumplía, y también estaba el psicólogo con el que hacía sesiones interminables y al que también le hacía creer que me comportaba muy bien.

Lo peor de todo era ver las caras de mis padres, mis hermanas, mis amigos; esas caras tristes intentando ayudarme y sacarme de ese agujero. Yo por mi parte al principio me lo tomaba fatal, pensaba que todo el mundo estaba en mi contra y me sentía incomprendida. En total fueron tres años hasta que logré finalmente salir de ese agujero, gracias al final al apoyo de familia y amigos.

Fueron años complicados pero ahora todo es distinto, llevo una vida completamente sana y feliz. Mi antigua relación tensa con mis padres ha desaparecido y ahora es totalmente diferente, puedo confiar en ellos para cualquier cosa y me apoyan en todo lo que hago. Mi hermana mayor Sophie es como mi ejemplo a seguir, trabaja en una ortopedia vendiendo y ayudando a fabricar todo tipos de aparatos de ayuda para las personas convalecientes y enfermas, desde silla de ruedas hasta corsés o prótesis. Por otro lado, mi hermana pequeña Lucy que es una deportista fantástica que me llena de orgullo. Y también tengo que acordarme de los chicos, ellos me ayudaron mucho durante ese tiempo, nunca me dejaban sola, se encargaban de que comiera bien y siempre estaban dispuestos a pasar tiempo conmigo.

Ahora echando la vista atrás es que me doy cuenta de lo muy afortunada que soy y que me siento ahora mismo de mi vida. Incluso estando perdida en esta isla, sé que no estoy sola, los chicos no paran de cuidarme y eso ayuda a que no me vuelva loca aquí.

Es por eso que voy a poner todo de mi parte para ser útil para el grupo, por mí y por ellos. El pensamiento de mi familia y de aquella época de mi vida me ayudará a seguir hacia delante. Por ahora lo que puedo ir haciendo es apilar la leña y la hojarasca y ponerme a hacer el fuego para poder cocinar los pescados que pesquen los chicos.

Me coloco al lado de Louis y tras darle una sonrisa, empiezo a colocar la hojarasca y el pelo de coco sobre la pequeña pila de leña, mientras que él coloca un palo en medio y comienza a frotar fuertemente, al fondo puedo ver a Zayn venir hacia nosotros con los brazos llenos de leña. Hoy puede ser un gran día.

Playa Uva - (One Direction)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora