Epílogo. (Semana 420).

5.2K 717 78
                                    

10 años tras la primera nota de Anónimo.

Lunes.

La niña de cabello ondulado azabache y ojos celestes corría por toda la habitación persiguiendo a la niña, dos años más pequeña, de cabello liso y rubio con sus ojos cían.

-¡Dios! ¡Frankie, Lana! ¡Venid! -gritó Marina, persiguiendo a ambas niñas.

-¿Qué diablos pasa? -dijo Gold, saliendo del cuarto de baño liado en una toalla.

-¡Tus hijas que no paran de pelear! -exclamó Marina frustrada.

-¡Lana, Frances! ¡Venid! -gritó Gold.

Las dos niñas, obedientemente, caminaron hacia ellos.

-¿Sí, papi? -dijeron las niñas al unísono.

-¡Tiene que ser mentira! -exclamó Marina, pasándose las manos por la cara con frustración.

-Hacedle caso a vuestra madre y parad de pelear.

-¡Vale, papá!-exclamaron Lana y Frankie.

Marina miró a Gold con cara de indignación.

-Tenía guardia en el hospital, pero la he cambiado con Wendy -dijo Marina sonriendo.

-¿A qué hora llegas? -preguntó Gold, atrapando a Marina entre sus brazos.

-Sobre las 20.30. Perfecto para cenar.

-La canguro vendrá a las 20.00 y tendremos la casa para nosotros -dijo Gold, con una sonrisa.

-Feliz carta-versario, Anónimo.

-Feliz carta-versario, bonita, misteriosa e inalcanzable Marina Hal.

-Corrección; Marina Brianni.

Ambos sonrieron.

-Cierto.

-Me tengo que vestir, Gold -dijo Marina avanzando hacia la habitación-. Viste a Lana y a Frankie. Recuerda que Frankie tiene que ir a la escuela y Lana a la guardería, así que ponles el uniforme.

-Ya me lo sé, cariño, lo hago todos los días -dijo Gold caminando tras Marina.

-Diez años, un intento de boda por tu parte, una interrupción por la mía, otra boda y dos hijas después, aquí estamos -exclamó Marina, poniéndose el uniforme azul verdoso del hospital.

-Ajám. Lo de mi intento de boda con Diana fue genial y tu discurso -rió Gold, mientras se ponía el traje.

-Lo fue. Y que conste que el discurso fue completamente improvisado -dijo Marina, atando los cordones de sus botas de combate, ya medio destrozadas.

-Pues fue genial, y la cara de Diana -rió Gold, intentando ponerse su corbata.

-¿Cuándo vas ha aprender ha hacerte el maldito nudo de la corbata? -dijo Marina, acercándose a él y atándole el nudo de la corbata.

-Nunca, me gusta que me lo haga tú -Sonrió.

-Vas a la editorial hoy, ¿verdad? -preguntó Marina, terminando de hacer el nudo de la corbata.

-Exacto.

-Tu libro es genial, ¿lo sabías?-dijo Marina, caminando hacia su mochila en la cual tenía todas sus cosas, incluidas su libreta negra y las notas de Gold.

-Lo sé. Decidí el título final anoche, a las tres.

-Ya, me despertó la luz -dijo Marina, con una sonrisa.

-¿Te dije el título? -preguntó Gold, terminando de ponerse el traje.

-No, ¿cuál? -dijo Marina, recogiendo su pelo en una coleta.

-Anónimo.

Anónimo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora