10 años tras la primera nota de Anónimo.
Lunes.
La niña de cabello ondulado azabache y ojos celestes corría por toda la habitación persiguiendo a la niña, dos años más pequeña, de cabello liso y rubio con sus ojos cían.
-¡Dios! ¡Frankie, Lana! ¡Venid! -gritó Marina, persiguiendo a ambas niñas.
-¿Qué diablos pasa? -dijo Gold, saliendo del cuarto de baño liado en una toalla.
-¡Tus hijas que no paran de pelear! -exclamó Marina frustrada.
-¡Lana, Frances! ¡Venid! -gritó Gold.
Las dos niñas, obedientemente, caminaron hacia ellos.
-¿Sí, papi? -dijeron las niñas al unísono.
-¡Tiene que ser mentira! -exclamó Marina, pasándose las manos por la cara con frustración.
-Hacedle caso a vuestra madre y parad de pelear.
-¡Vale, papá!-exclamaron Lana y Frankie.
Marina miró a Gold con cara de indignación.
-Tenía guardia en el hospital, pero la he cambiado con Wendy -dijo Marina sonriendo.
-¿A qué hora llegas? -preguntó Gold, atrapando a Marina entre sus brazos.
-Sobre las 20.30. Perfecto para cenar.
-La canguro vendrá a las 20.00 y tendremos la casa para nosotros -dijo Gold, con una sonrisa.
-Feliz carta-versario, Anónimo.
-Feliz carta-versario, bonita, misteriosa e inalcanzable Marina Hal.
-Corrección; Marina Brianni.
Ambos sonrieron.
-Cierto.
-Me tengo que vestir, Gold -dijo Marina avanzando hacia la habitación-. Viste a Lana y a Frankie. Recuerda que Frankie tiene que ir a la escuela y Lana a la guardería, así que ponles el uniforme.
-Ya me lo sé, cariño, lo hago todos los días -dijo Gold caminando tras Marina.
-Diez años, un intento de boda por tu parte, una interrupción por la mía, otra boda y dos hijas después, aquí estamos -exclamó Marina, poniéndose el uniforme azul verdoso del hospital.
-Ajám. Lo de mi intento de boda con Diana fue genial y tu discurso -rió Gold, mientras se ponía el traje.
-Lo fue. Y que conste que el discurso fue completamente improvisado -dijo Marina, atando los cordones de sus botas de combate, ya medio destrozadas.
-Pues fue genial, y la cara de Diana -rió Gold, intentando ponerse su corbata.
-¿Cuándo vas ha aprender ha hacerte el maldito nudo de la corbata? -dijo Marina, acercándose a él y atándole el nudo de la corbata.
-Nunca, me gusta que me lo haga tú -Sonrió.
-Vas a la editorial hoy, ¿verdad? -preguntó Marina, terminando de hacer el nudo de la corbata.
-Exacto.
-Tu libro es genial, ¿lo sabías?-dijo Marina, caminando hacia su mochila en la cual tenía todas sus cosas, incluidas su libreta negra y las notas de Gold.
-Lo sé. Decidí el título final anoche, a las tres.
-Ya, me despertó la luz -dijo Marina, con una sonrisa.
-¿Te dije el título? -preguntó Gold, terminando de ponerse el traje.
-No, ¿cuál? -dijo Marina, recogiendo su pelo en una coleta.
-Anónimo.
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Anónimo.
De Todo«Una semana más, una carta más, y un poco más de ganas de saber quién se esconde tras el Anónimo.»