Un Misterioso Muchacho

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Hoy, como cada día desde su muerte, me dirijo al cementerio, a visitar la tumba del único chico al que he amado, Takeru Takaishi, el chico de la esperanza... ¿No se suponía que la esperanza era lo último que se pierde? ¿Entonces por qué yo lo he perdido a él?

Durante un corto periodo de tiempo salí con Davis, con la esperanza de llenar el hueco que el rubio había dejado en mi corazón, pero este era un hueco demasiado grande. Fue el mismo Davis el que, a pesar de llevar tantos años queriendo ser mi pareja, decidió terminar con la relación alegando que mi corazón le seguía perteneciendo a T.K. y que para poder seguir adelante con mi vida debía lograr olvidarlo, pero yo pensaba y sigo pensando que jamás podré lograrlo, ¿Cómo olvidar su risa? ¿Cómo olvidar sus lágrimas? ¿Cómo olvidarlo a él?

Al llegar a mi destino veo a un joven individuo de cabellera dorada parado enfrente de la tumba perteneciente a T.K, aunque en realidad ahí no se encuentran sus restos, estos deben de seguir en el Digimundo, lugar donde pereció en una pelea contra el temible Yamimon. Fue mi culpa, él ya había derrotado al digimon que lo perseguía, Yamimon me quería a mí pero T.K estaba herido debido a la pelea que tuvo que lidiar contra Dorokomon y era un blanco demasiado fácil... si en lugar de huir hubiese ayudado a T.K. a escapar todo habría sido diferente, tan solo soy una cobarde...

Cuando al fin estoy lo suficientemente cerca del individuo cómo para lograr reconocerlo, pronuncio su nombre, totalmente incrédula.

-¿T-T.K.?- pregunto sin caber en mi de asombro. ¿Era realmente él o tan solo se trataba de una imaginación mía provocada por la desesperación?

Él muchacho se giró y me miró extrañado, juraría que se trataba de él pero por el gesto que hacía con su cara no parecía conocerme, ¿Entonces me he confundido? Qué absurdo, claro que me he confundido, T.K. está muerto y por mucho que no nos guste los muertos jamás regresan.

-Perdone, me habré equivocado- digo avergonzada mientras el muchacho continua mirándome extrañado. Yo, roja cómo un tomate me dispongo a irme cuando el chico me detiene:

-Espere, señorita, ¿puedo preguntarle algo?

-¿que?

-¿T.K... T.K. es un diminutivo de Takeru?

-Sí, ¿por qué lo pregunta?

-Es que... si es así... creo que puede que si sea yo ese tal Takeru...

-¿Q-qué?- pregunto con un nudo en la garganta - Si es una broma no tiene gracia

-No se trata de ninguna broma... yo... yo creo que... -pronuncia mirando al suelo, incapaz de continuar- ¿De que conocía al chico?

-Eramos...- empiezo a pronunciar y me detengo en medio de la oración ¿Que habíamos sido T.K. y yo? ¿Amigos? Para mí él era mucho más que un amigo más, él era especial, yo lo amaba, y él me amaba a mí, según había confirmado en su lecho de muerte- Eramos buenos amigos- contesto finalmente

-Entiendo...

-¿Quién eres?- pregunto ya desesperada por obtener respuestas

-Ahí está la cuestión, no sé quién soy, no lo recuerdo... hace unos días me llegó un mensaje a este extraño aparato- dice sacándolo del bolsillo.

-E-el digivice de Takeru- digo sorprendida tras identificar el objeto, ¿Realmente este muchacho es T.k? ¿Pero cómo? Yo misma lo vi morir, murió delante de mis ojos.

-Así que se llama digivice...-musitó él y a continuación prosiguió con su narración- El mensaje decía que si quería obtener las respuestas que tanto ansío debía encontrar una televisión para así acceder al Mundo Humano, una vez allí debía dirigirme a esta dirección y buscar "Takeru Takaishi". Lo último que esperaba era encontrarme con un cementerio... llevo horas aquí sin saber que significaba esto, y de repente aparece usted llamándome por el nombre del muchacho... ya no sé que pensar- dice, en sus palabras se percibe sufrimiento.

Digimon Adventure. Agujas Rotas 2: Reparando El Reloj Donde viven las historias. Descúbrelo ahora