viii. ¿Dónde estás?
Anthony se dio cuenta que extrañaba a Peter.
Anthony sintió como toda su piel se erizaba a causa del frío. ¡Dios! Tony jamás extraño tanto el sol cuando sintió ese frío recorrer por su espina dorsal.Que extraño.
Solamente se dio cuenta que extrañaba el sol cuando sintió el frío.
— ¡¿Peter?! —gritó, sonó eco— ¡¿Peter?! ¡¿Dónde estás?!
Ese planeta era extraño, le daba miedo. (Nunca lo admitiría en voz alta). Quería estar en casa junto con su novio, quería pelear por cosas estúpidas y reír de ellas minutos después. Quería mirarlo despertar, quería abrazarlo, besarlo. Extrañaba su casa, esa que tanto odio por horas de soledad pero tenia el doble de horas que pasaba junto con Spider-man, llenas de felicidad, llenas de amor.
Doblemente extraño. Solamente extraño su casa cuando estuvo lejos de ella.
— ¡Peter, responde! —sus ojos se cristalizaron un poco— ¡Sabes muy bien que no me gusta estar solo! —después, susurró— sabes que no me gusta que tú me dejes solo.
Siguió caminando, con cuidado de caer por aquellas piedras. El viento silbó y eso lo asustó más.
El gran Tony Stark tenía miedo y buscaba refugio en un niño de 16 años.
Extraño su cabello café, común y corriente pero a la vez tan elocuente y tan reluciente, tan único, tan suyo. Extraño esa piel tan pálida y pecosa. Millones de pecas en su espalda y unas 23 pecas en el puente de su nariz, las había contado porque tenía que asegurarse de que ninguna desapareciera de un día para otro, lo hacían ver tan vulnerable y más cuando sonreía, dientes perfectos, hoyuelos en sus mejillas, las pecas se deforman un poco ante ello y eso es simplemente era perfecto.
Curioso.
Solo supo que amaba, que necesitaba a Peter Parker cuando este se marchó.
— ¡Peter, por favor! —gritó— Te Necesito, no quiero dejarte ir.
Cayó de rodillas en el suelo de Titán.
Se abrazó así mismo.
Quería el sol.
Quería su casa.
Quería a Peter.
Quería todas esas cosas que no le tomo la suficiente importancia y ahora que no estaban, eran tan importantes en su vida. Quería todo de vuelta, todo lo que le fue arrebatado, quería aquello que no aprovecho en su momento. Quería la felicidad una vez más y jamás soltarla.
— ¡Señor Stark!
Alzó rápidamente la mirada notando que ese cabello tan común y a la vez tan único venía revoloteándose, esa piel blanca estaba manchada por polvo y cicatrices, esa sonrisa venía más brillante que nunca.
Supo que era real cuando un abrazo fuerte, cálido y lleno de amor lo golpeó en el pecho. Su cabeza estaba enterrada en su cuello y sus labios rozaban de una manera tan relajante que lo hizo suspirar llevándose con ello el peso y el dolor de su corazón.
— Me trajiste devuelta Tony, estoy aquí.
Anthony sonrió.
Jamás lo volvería a soltar.
Jamás lo dejaría ir.
Jamás... lo volverían a separar de Peter Parker.