Prólogo: Secretos del Pasado

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  • Dedicado a Mariana Gaviria Duque
                                    

El aire de la habitación estaba tenso, no hacía falta tener los sentidos agudizados, como los tenían la mayoría de los presentes, para notarlo. Miré el calendario que estaba colgado encima de un florero, dos de noviembre 1995.

Cada uno repasaba muy despacio los gestos de la persona... o debería decir del Eterno que tenía al lado, claro que sin mantener la mirada fija no mucho más de cinco segundos porque algunos Eternos en esta sala son demasiado... peligrosos, más de lo común.

Todos estaban preocupados del porqué se les había llamado a semejante hora de la noche, podría decirse que por la cara de algunos presentes como Charles Valcourt, Mike Wood y George Arias; John Wood, mi esposo, les había interrumpido a la mitad de su caza y ni siquiera les había comentado el motivo de la reunión a ninguno de los presentes, contándome entre ellos, pero yo estaba el 98% segura que era para hablar del bebé que yacía en mi vientre. Había quedado embarazada hace once meses, se preguntarán el porqué hacía tanto tiempo y no había tenido aún mi bebé; la respuesta es simple, soy bruja, es decir, soy Eterna mas no inmortal, hay formas de matar a los de mi clase. Hacía ya varios siglos que había empezado a practicar brujería. No soy bruja por herencia sanguínea, soy bruja primera generación, fui de las pocas mortales que son capaces de practicar brujería sin debilitarse tanto hasta la muerte. Conocí a mi esposo en 1906, iba vestido muy elegante aunque a primera vista se notaba lo humilde que era, sus ojos brillaban cada vez que decía mi nombre ''Tifanny'', no lo olvido, tampoco olvido nuestro primer beso, fue una noche escalofriante, los arcángeles nos buscaban para matarnos pues las brujas de primera generación son demasiado poderosas -puede que hasta más poderosas que las otras brujas existentes- Toda mi eternidad he pasado escondida, refugiándome de un lado al otro junto a John. Yo ya había empezado con lo de la brujería, así que me fue fácil comprender que John era un ángel caído, lo desterraron del paraíso, los arcángeles.

Los arcángeles son los enviados de Dios, son como sus generales para hacer que los ángeles y los humanos cumplan con las leyes, aunque haya otras razas entre los Eternos como licántropos, arcángeles, sirenas... y la lista sigue y sigue. También hay rangos angelicales más altos que los arcángeles, los serafines vienen después de Dios, querubines, tronos y príncipes o principatos, pero los arcángeles son los que tienen permiso de su Dios para ejercer poder sobre ángeles y humanos. Los arcángeles no era nuestro único problema, los cazadores de Eternos, eran nuestro mayor problema, ya que matar a una bruja primera generación y un ángel caído, les sonaba emocionante y único.

Un estruendo recorrió la habitación y todos tomaron posición de defensa, la puerta se había abierto bruscamente y por aquella entraba mi esposo, triste, rabioso y confuso. Todos calmándose al ver a John se volvieron a sentar en sus sitios, pero John se quedó de pie mirándome con sus ojos cafés oscuros, yo sabía lo que estaba pensando no necesitaba tener algún don sobrenatural para saberlo, con solo ver sus ojos lo sabía, ya habíamos discutido varias veces de este tema antes, él...

-No puedo esperar más...- hizo una pausa mientras respiraba profundo-Necesito saber que puedo contar con mis viejos aliados y amigos- dijo John prosiguiendo e interrumpiendo por completo mis pensamientos. Todos al escucharlo se pusieron más rígidos y atentos.

-¿No habrá otra batalla verdad?- preguntó en tono sarcástico Mike, sobrino de John, pero al ver el rostro de mi esposo que no estaba sonriendo o siguiéndole el juego, como lo hacía siempre. Mike se puso serio.

-¿Tan grave es lo que nos tienes que contar?- preguntó Alicia Valcourt, una de mis amigas fieles de toda la eternidad y esposa de Charles. Los conocí antes de que su hijo los convirtiera en vampiros, sin embargo a todos los vampiros les gusta más, que los llamen eternos, aunque no sea la única raza que pertenece a esa gran familia de los Eternos.

-Puede poner en peligro a todos ustedes- respondió John, en su voz se notaba que estaba cansado y triste.

-¿De qué se trata?- preguntó Mike.

-Sobre el embarazo de Tifanny- respondió John fríamente, todos los presentes voltearon a verme, no habíamos comentado nada de mi embarazo a nadie y por sus caras estaban ansiosos de saber más y más -Ninguna bruja antes se había embarazado de otro eterno, la reproducción de los Eternos siempre se hallaba con los humanos, pero este caso como lo ven es diferente. No sabemos muy bien las consecuencias de que esa criatura nazca, Tifanny no quiso que le sacaran esa... cosa que se halla en su vientre, sabiendo las consecuencias que hay para ella y para nosotros-

Cada una de sus palabras, irrumpían hasta lo más hondo de mi ser, me herían lentamente, John no amaba a su propio hijo o hija, aún no sé el sexo pero yo estoy segura de que iba a ser lo mejor que me podría pasar... tener una familia, pero él pensaba que por ser el primer niño que nazca entre Eternos iría a ser peligroso y demasiado poderoso, como para tratar de controlarlo, en mi mente sospechaba que a lo que le temía era que mi bebé lo podía superar... pero yo confiaba en ese bebé que llegaría dentro de un mes.

John intercambió una mirada rápida conmigo, se me aguaron los ojos, yo sabía lo que estaba pensando, lo que iba a ocurrir, pero me resignaba a creerlo.

-Apenas nazca la criatura, tenemos que asesinarla- dijo John y en ese mismo instante no pude contenerme más y empecé a llorar. ¿Cómo podía pensar eso?, peor, ¿Cómo lo podía decir? -Es muy peligroso, no sabemos qué va a pasar y no puedo arriesgarme a que los arcángeles y cazadores sepan de esa criatura, todos estaríamos en peligro, harían cualquier cosa para hallarla y matarla, y a nosotros por saber de su existencia-

Estaba descompuesta por dentro y por fuera, nadie se atrevía a acercárseme, temían que de un momento a otro el bebé fuera a salir de mi vientre y a masacrar a todos, me miraban con fastidio, con desprecio. No podía creer lo que estaba pasando, necesitaba escapar, refugiarme en algún lugar lejano, esa idea ya había cruzado mi mente varias veces pero nunca había estado tan segura que eso era lo que haría. Dejé de llorar, estaba segura que si tenía la suficiente energía podría hacer un hechizo para que no me siguiesen, el problema era que no creía tener mucha energía, la había gastado tratando de que nadie se acercara a mi vientre, a mi bebé. Pero aun así tenía que intentarlo. Me paré de mi asiento, lista para hacer el hechizo, todos estaban atentos a lo que yo iba hacer, sentí como mi energía fluía por mis piernas, mi torso, mis brazos, mi cabeza, y en ese instante sentí como si alguien me clavara un cuchillo en mi vientre, sentí un pánico inexplicable, no por mí, sino por mi bebé. Me palmeé el vientre, pero no había nada, ni una gota de sangre y entonces volví a sentir como si me clavaran un cuchillo, pero me di cuenta que nadie lo hacía, era mi bebé... estaba a punto de dar a luz. No podía soportar el peso, me caí de rodillas, sentía como daba vueltas la habitación y quedaba a oscuras, pero antes de perder del todo el conocimiento, vi como Coral corría hacia mí y evitaba que me cayera completamente al suelo, después de eso lo único que escuchaba eran gritos, no alcanzaba a entender muy bien pero si hubo un grito que entendí perfectamente:

-¡Mátala Coral, llévala lejos y entiérrale la daga bendita en su corazón, nos quedaremos con Tifanny!- gritó John. Y en ese momentose me fue el conocimiento completamente.

Eternos - Secretos del pasado [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora