El reencuentro

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Cuando Livi les dijo eso a Neil y a Bard, estos se sorprendieron, preguntaron como sabía que Nike si estaba viva, Livi les enseñó el anillo, ellos preguntaron como sabía que no se lo quitaran a un cuerpo sin vida, Livi les respondió:
"Porque aún huele a ella, si estuviera muerta en la orilla de un río, ya no olería a Nike"
Bard y Neil asintieron dándole la razón al pequeño rey, se pusieron tan felices que se olvidaron de preguntar donde se encontraba, Bard se atrevió a preguntar a su sobrino si sabía donde estaba, Livi asintió y dijo que en el castillo de un sitio llamado Clarines, Bard se sorprendió, al igual que Neil, pues pensaron que estaría en un reino aún más lejano, pero se equivocaron. Livi dijo que avisaría al ducado de la lluvia y cuando alguien de allí llegase partirían. Neil y Bard se sorprendieron aún más, pues pensaron que se llevaría a alguno de los dos, pero se impresionaron más aún de lo que ya estaban porque Livi mantenía contacto con el ducado de la lluvia, pues borró todas las cosas que le recordaban a Nike.
Dejaron ese tema de lado y Livi pidió a Neil que se retirase, Neil lo hizo y cuando la puerta se cerró Livi abrazó a Bard y se puso a llorar, después de todo su esposa estaba viva. Minutos después, Livi se secó las lágrimas y se fue a su despacho para escribir la carta al ducado.
La carta decía:

"Querida Tohara:
Siento no haber informado mucho sobre la búsqueda de Nike, pero la hemos encontrado, mandarme a alguna de las princesas por si acaso Nike no puede recordarnos, cuando alguna de las princesas llegue partiremos para recoger a Nike.
Saludos, el rey Livius."

Dos días después Kara estaba en la puerta del palacio acompañada por Livi y dos caballos. Estaban saliendo ya hacia Clarines, Livi en su caballo blanco y Kara en uno negro con un rombo blanco en la frente.

Salieron en dirección directa a Clarines, el primer tramo era monte, así que tenían que apresurarse para llegar al pueblo más cercano al caer la noche. El viaje era de cuatro días parando solo a la noche, claro está que comerían, pero eso era rápido y no necesitaban estar en un pueblo para eso, pues habían ordenado al chef que hiciera sandwiches suficientes para dos semanas, el pobre cocinero se pasó la tarde haciendo bocadillos con ayuda de algunas criadas que quisieron que el rey fuera en busca de la reina lo más rápido posible, pues habían escuchado la recompensa de que Nike volviera de unas mujeres de la plaza.
Calló la noche y Livi junto con Kara llegaron a una posada, allí entraron, cenaron y a la mañana se fueron sin desayunar a las seis de la mañana, pues si querían llegar a la próxima posada debían atravesar por el monte.
Cuando atardeció ya estaban en el pueblo, así que decidieron dar un paseo, pues aun que siguieran el camino no llegarían al siguiente pueblo a tiempo. La rutina de cenar, dormir y levantarse temprano para llegar lo más pronto posible a Clarines. Esa rutina se repitió dos veces más la mañana del cuarto día ya estaban en la capital, les faltaba llegar al castillo.

En Clarines, durante los cuatro días de viaje del rey, Zen y todos decidieron visitar al padre de Shirayuki, pues en la boda prometieron que le visitarían, llegarían a la guarida de los leones de la montaña en un día, pasarían allí tres, así ya serían cuatro días, más el día de vuelta, cinco, se la pasarían jugando a las cartas o a las escondidas en el bosque.

El rey junto con la princesa estaban delante del castillo Wistal, allí los porteros pedían la identificación de cada uno de ellos, estos les dieron unos papeles, los guardias se inclinaron de inmediato ante el rey del sol, este preguntó si podía hablar con el príncipe Izana, los porteros asintieron y uno de ellos salió corriendo a avisar a Izana.
Poco después Kara y Livi ya estaban en el despacho del príncipe, su conversación era así:

-Su majestad, puedo saber el porqué de su visita?

-Estoy buscando a una persona.

-Puedo saber el nombre?

Soredemo sekai wa utsukushii X Akagami no shirayukihimeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora