La vez que no lo consolé ante la sociedad fallida

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Recuerdo que lo de primero que me llegó fueron fragmentos de historia, narrados desde su insensible voz, creyendo que si me vendía la idea de que estaba todo menos dolido, se la podría vender a sí mismo.

No podía soportar esa mierda, después de tantas maravillas contadas. Sabíamos que lo que la vasalla había hecho no era justificación; pero tampoco le otorgaba derecho a mentir sobre lo que sintió con ella.

Hubo desahogo, si... hubo todavía más mierda, si y un chingo; hasta incluso la noticia del mayor desahogo que fue con quienes él menos esperaba, sus señores padres. Me contó como gozó  con ellos de ese néctar del cual se cree conocedor, pero no es más que alguien que prefiere disfrutar de las anécdotas con gloria a nombre de la dichosa bebida.

La Sociedad A La Que No Volvimos (3° Momento)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora