La institución celebraba su último día con la paciencia que sólo puede ofrecer una tarde en verano.
Mi papel en tal día era esperar la llegada del señorío como parte del ritual del fin de aquella era. No tenía hora establecida de llegada, pero el ritual era el ritual.
Buscaba como lidiar con el tiempo de sobra, cuando el anhelo de romper la sociedad no dejaba de atormentar mis pensamientos.
Con desesperación busqué un lugar discreto e invoqué la melodía del dolor, donde una bella joven sufre ante el amor.
Su voz fue el llamado a bailar en nombre de mi dolor, con eso comencé moviendo mi ser entre el cielo y el suelo, derramando lágrimas en ambos mundos hasta sentir la liberación de mi alma, aunque fuera un instante.Me detuve momentos antes de la llegada del señorío.
Momentos después ser llevada de su mano a nuestro escondite de placer y deseos. Sentí su poder, sentí el control, sentí mi protección en su vulnerabilidad.
Hasta que fuimos interrumpidos por cancerbero, quien nos advirtió que por la celebración del fin de esta era nos dejaría escapar para no volver.
Nos despedimos con la misión de reencontrarnos aquella misma noche, donde pude descubrir su gran liderazgo y honor entre camaradas por primera vez. Así como disfrutar de nuestra sociedad sólo hasta que el elixir cautivara a los demonios de nuestro alrededor.Esa fue la última vez que disfrutamos frente a frente, ya que de ahí se dió una separación indefinida que tanto añoraba entre sueños.
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La Sociedad A La Que No Volvimos (3° Momento)
RomanceY cómo era de esperar, las crónicas siguieron sólo que esta vez se cruzó el último límite... de repente se volvió la sociedad, el señorío al que nunca regresaré