Capítulo 9

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El sol se alza sobre mi cabeza, hace horas que amaneció para este momento ya deben de haber notado mi ausencia. Lanzo un suspiro, es duro dejarlo todo atrás, pero estoy dispuesto a afrontar las consecuencias. Ya he llegado a Manhattan estoy a pocas cuadras de una estación de trenes, pero muero de hambre, no he comido nada desde ayer y en mi mochila solo tengo un poco de néctar y ambrosía, para mi suerte hay una cafetería frente a la estación, un poco más animado camino las cuadras faltantes evitando chocar con la gente que caminaba mientas miraba a su celular, solo a mí se me ocurre ir por una de las calles más transitadas de la ciudad a medio día. Entro a la cafetería y para mi suerte no hay demasiada gente, miro las vitrinas buscando algún postre que no fuera demasiado caro, al fin encuentro un pequeño pastel y cuando me disponía a comerlo una mujer vestida con una chaqueta de cuero y unos vaqueros azules  se acercó a mí, la reconocí de inmediato Némesis.

–¿Qué haces aquí? – le espetó sorprendido

– Más respeto semidiós... –me responde con una mirada de advertencia –Veo que tienes hambre– dice burlona mirando mi pastel. Movió su mano haciendo aparecer varios platos de comida sobre la mesa en la que hace pocos segundos me había sentado, veo alrededor asegurándome de que ningún mortal haya notado el extraño suceso, pero nadie parece reparar en nuestra presencia, bendita niebla.

–¿Qué haces aquí? – pregunto de nuevo, controlando mi tono, no quiero morir pulverizado

–Vengo a dejarte esto– La diosa hizo aparecer un pequeño aparato que reconocí al instante ¿Un celular?

Ella ríe al ver mi rostro de confusión

–Si quieres conseguir tu meta tendrás que adaptarte a este mundo. No correrás peligro Hefesto se encargó de crearlo– dice señalando el móvil – Es hora de irme Perseo, espero no mueras – dice con burla antes de levantarse e irse de la cafetería.

Miro el aparato y con un suspiro lo guardo en mi bolsillo, solo espero no volverme un adicto. En uno de las paredes del local había un reloj que definitivamente había tenido mejores días, observo la hora marcada son casi las 2. Miro la mesa la comida seguía allí, no iba a desaprovecharla, comí hasta sentirme satisfecho, guardo una parte para más tarde, no sé cuándo volveré a tener una comida en condiciones.

Salgo de la cafetería y cruzo la avenida, entro a la estación es bastante grande una de las más grandes de New York me atrevo a decir, me acerco a una de las ventanillas y (no sin dificultad) logro encontrar una línea de tren que me llevaría hasta Washington.

– Un boleto a Washington– le digo a la señora que me atendía

– Están agotados–responde con una voz monótona

–¡¿Qué?!

–Están agotados– me responde con la misma voz

–No existe otro tren...

–No– La mujer me interrumpió de inmediato, me miró fijamente sin ninguna expresión en su rostro, lanzo un suspiro relajando sus hombros y su mirada (al parecer si era humana) – Hay un asiento– me dice apiadándose de mi – Pero el tren sale en cinco minutos– dice mirando su reloj. Asiento con la cabeza dándole el dinero, la mujer me dio mi boleto y apenas lo tengo en mis manos salgo corriendo en dirección a los andenes, a mis espaldas alcanzo a escuchar a la mujer deseándome suerte.

Choco con varias personas durante mi carrera, me disculpo lo mejor que puedo y sigo con mi camino, llego al tren pocos instantes antes de que las puertas se cierren y el tren comience su marcha, suspiro de alivio y me dirijo a mi asiento, la mujer tenía razón el tren está lleno. Logro llegar a mi lugar y automáticamente me siento relajando mis músculos, mi asiento esta junto a la ventana, esta no es muy grande, tiene unas cortinas por si la luz me molesta, pero por ahora prefiero dejarlas como están, a mi lado se sienta un hombre bien vestido, con traje y corbata que no repara en mi presencia y a los pocos segundos de sentarse saca un libro y se concentra totalmente en él.

Ya bien acomodado me dispongo a esperar pacientemente a que las casi cinco horas de viaje terminen, falle en el intento. No tardo en aburrirme y empiezo a jugar con mis manos, estoy así por lo que me parecen horas, pero cuando miro el reloj resulta que apenas habían paso treinta minutos, gruño de frustración y el hombre de mi lado me mira con desaprobación por interrumpir su lectura, aquel gesto me recuerda a Annabeth, sonrío tristemente para este momento ella debe de querer matarme, si tan solo las cosas fueran diferentes...Sacudo mi cabeza no me gusta hacia donde están yendo mis pensamientos.

Miro hacia la ventana y admiro la tranquilidad que se respira a mi alrededor y no es hasta este momento que reparo en el hecho de que todo esto ha sido demasiado tranquilo, ningún monstruo me ha atacado desde que salí del campamento, no es que me molesté, pero es extraño.

Me empiezan a pesar los ojos, no he dormido bien últimamente y el cansancio de los últimos días empezó a caer sobre mis hombros, lanzo un bostezo y me acomodo para intentar dormir, pero recuerdo que aún tengo el celular en mi bolsillo, lo saco de allí y lo sostengo entre mis manos, se cómo usarlo no soy tan sesos de alga, pero estoy acostumbrado a que estos aparatos pongan mi vida en constante peligro, pero si fue Hefesto quien lo hizo se supone que estaré a salvo, no me queda más opción que arriesgarme, Némesis tiene razón si quiero quedarme en el mundo mortal tendré que acostumbrarme al móvil, no creo que sea tan difícil.

Un par de horas después soy incapaz de despejar mi vista del teléfono, ¡Estaba lleno de juegos!, para mi desgracia (bueno no es para tanto) el tren se detiene en su última parada evitando así que pueda terminar el nivel del juego que ha evitado que el aburrimiento me consuma, no sé el nombre del juego la dislexia y el hecho de que cada nivel me mantuviera totalmente concentrado hizo que el nombre pasara a segundo plano, pero creo que era algo así como ANCDY CURHS.

Me levanto de mi asiento sintiendo mis piernas algo entumecidas, camino hacia la puerta y salgo del tren, busco con la mirada la salida del andén, después de un par de minutos salgo de la estación, frente a mí se encuentra el parque Columbus y en la lejanía puedo reconocer el capitolio.

Finalmente había llegado.


  *_*_*_*_*_*_*_*_*_* 

Hola!.

¿Cómo os ha ido? ¿Qué tal las fiestas? Sinceramente espero que hayan sido mejores que las mías, pero bueno prefiero no agobiaros con mis problemas.

Os dejo un capítulo que ya llevaba unos días escrito, pero no ha sido hasta hoy que he tenido tiempo de publicarlo.

Espero les guste. Os quiere

Nicobeth    

¿Semidiós o Vengador?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora