Capítulo 4

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¿Cómo describiría esa sensación? La de saber que estás atrapada, que ya no hay vuelta a atrás, que lo que tenga que ser será.

Los ojos del moreno que seguía agarrando mi brazo también se centraron en Luke, ambos intercambiaron miradas y de repente el chico ya no quería echarme.—Ven, sígueme.–Me dijo, no era una orden, pero tampoco me dio la opción de marcharme.
Lo seguí a través de los cuerpos sudorosos que bailaban en la pista hasta llegar a unas escaleras de caracol negras, las subimos, y al instante sentí como el ambiente cambiaba allí arriba. La música se seguía escuchando, pero aquí arriba la gente no bailaba.

Observé el lugar, parecía más tranquilo, había un montón de sillones y mesas distribuidos de manera que cada uno tuviese algo de intimidad, pude distinguir otra barra a unos de los laterales, pero esta era más pequeña que la de abajo.
Estaba tan distraída que ni me di cuenta de que nos dirigíamos hasta una de las mesas del fondo, a medida que caminábamos pude percatarme de que toda la gente de aquí arriba estaba vestida de colores oscuros, y desde luego no parecían tener buenas intenciones, la mayoría lucían aterradores.

El moreno se paró frente a un sofá, donde Luke parecía estar esperándome, de repente sentí miedo. No pensaría dejarme a solas con él ¿verdad? Me giré hacia el tatuado y este me dio una mirada que no pude descifrar, pero habría jurado que había cierta lástima en ella.
No dijo nada y se dio la vuelta, desapareciendo de allí en pocos segundos.

—Parece que volvemos a encontrarnos.–Sus palabras hicieron que le mirara, estaba sentado en la mitad del sofá y con un movimiento de cabeza me indicó que me sentase a su lado. No sé por qué obedecí.
Sus ojos no se apartaron de mi ni un momento, me sentía terriblemente incómoda estando tan cerca de él, sabía que esto acabaría mal, sabía que no debería estar aquí ¿Pero por qué no me marchaba?— ¿Qué estás haciendo aquí?–Escuchar su voz tan cerca hizo que mi corazón comenzase a latir más fuerte.

Titubeé, mi seguridad se había esfumado, observé su figura, su cabello caía desordenadamente a ambos lados de su rostro y a causa de la cercanía podía distinguir como había rastro de una creciente barba en su rostro, llevaba una camisa negra, de la cuál se había desabrochado varios botones, dejando parte de su pecho a la vista.
Tuve que obligarme a volver a mirarle a los ojos, aunque hacer esto me pusiera los pelos de punta, durante unos segundos se me olvidó la pregunta que me había hecho.

—No lo sé.–Admití, ahora me estaba arrepintiendo terriblemente de esto, ¿qué garantía tenía de que iba a salir de aquí de una pieza? Ninguna.

Luke frunció levemente el ceño, pero la sonrisa no desapareció de sus labios.—Que raro, porque yo si lo sé.–Sus palabras sonaban divertidas, como si se estuviera burlando de mi, pero sus ojos mostraban una expresión completamente distinta.

Quieres devolverme algo que me pertenece.

De repente todas mis alarmas se dispararon, había escuchado la voz de luke, pero esas palabras no habían salido de su boca, no había despegado los labios para decirlas.
Tragué saliva y su sonrisa se ensanchó, disfrutaba de verme confundida y asustada.

—¿Me equivoco?–Se inclinó hacia mi al formular la pregunta y yo me aparté por inercia, cosa que pareció divertirle aún más.

—Sí.–Dije sin pensar, no sabía dónde quería llegar con esto, quizás ganar algo de tiempo. Quería respuestas.—No tengo nada tuyo.

Luke hizo una mueca de confusión, aunque obviamente era fingida, él sabía que yo tenía su colgante.—No suelo equivocarme nunca.–Su voz sonaba inocente, y en aquel momento supe que era todo menos inocente. Colocó una de sus manos en mi rodilla, y maldije el momento en el que decidí no cambiarme la falda de esta mañana por unos pantalones largos, su mano comenzó a subir por mi pierna desnuda y la agarré cuando llegó a mi muslo, deteniéndola.

Lucifer; lrhDonde viven las historias. Descúbrelo ahora