Capítulo 10

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Afri y yo fuimos hasta la habitación de Marta y Marilia.

-Toca tú y di que vienes sola - le dije a la más morena.

- No cariño, ¿quieres que nos ignoren? Porque así lo conseguirás.

- Afri - le pedí.

- Vale pesada - dio un par de golpes a la puerta - ¿Marilia estás ahí? Soy África, ¿me puedes abrir?

Escuchamos murmuros dentro de la habitación pero no podíamos distinguir que era lo que decían.

Al cabo de unos minutos Marilia sale y cierra la puerta detrás de ella.

- ¿Qué quieren? Pensé que estaban en la fiesta.

- Bueno obviamente ya no cariño -comento África - estamos aquí.

- ¿Podemos hablar con Marta? - le pedí

- No ahora mismo no la verdad, lo siento - nos miró con cara de pena- de verdad que me gustaría dejaros pasar pero me ha pedido que no entre nadie.

- Marilia por favor - le supliqué- se que está mal por mi culpa, déjame hablar con ella para que se quede tranquila.

- Lo siento, llámala mañana que se sentirá mejor. No suele beber y se mareó un poco. No te preocupes.

- Pues no nos vamos a ir - me crucé de brazos.

África me miró con cara de susto - Madre mía. - se colgó el bolso y se acomodó su rebeca - tenemos para largo, me voy a sentar en la ventana.

Entonces vi que la puerta se abrió un poco y se asomó Marta por detrás de Marilia.

- María estoy bien, hablamos mañana.

Me acerqué y le pude ver los ojos hinchados y rojos. Había estado llorando y era más que evidente que no estaba bien.

- No, que no me voy porque al final la que va a estar mal voy a ser yo.

- Dejarla pasar por el amor de Dios - comentó África desde la lejanía. - Al final me voy a pasar la noche en el descansillo.

Marilia intercambio miradas con Marta y se apartó para dejarme pasar.

Entré y cerré la puerta.

- Que sea rapidito Mari que mañana tengo que madrugar para estudiar - escuché a África gritar.

- No se lo cree ni ella - murmuré

Marta se sentó en su cama - soy una dramática y una exagerada. Creo que soy 70% agua y 300% exagerada.

Me senté a su lado - Si lo eres. Pero no pasa nada.

Sonrió levemente y se limpió la cara.

- ¿Me vas a contar que te pasa por la cabeza? No me creo que te haya sentado mal una cerveza sinceramente.

- Es que no quiero tocar el tema porque me da la sensación de que tu no quieres hablar de ello.

- Si tu quieres hablar de algo yo también quiero. - le aparte un mechón de pelo y se lo coloqué detrás de la oreja.

Suspiró - Me frustro, porque nunca se explicar lo que siento de verdad... no puedo dejar de pensar en cuanto me gustas María pero... ¿qué se supone que hay entre nosotras?- su voz temblaba mientras hablaba- tienes novio... y tengo la sensación de que nunca te voy a gustar ni la mitad de lo que tu me gustas a mi.

Me molesto que me dijera eso, no lo voy a negar. Y la verdad que no quería hablar de Pablo con ella.

Me acerqué, la besé en el cuello y después la cogí de la mano. Con mi otra mano libre le acaricié su mejilla.

- No digas eso porque no es verdad. Me gustas mucho y siempre te estas infravalorando -hice una pausa- Mira Marta, hace muy poco que nos conocemos. Pero no sabes cuanto me alegro de haberte conocido. No existe una amistad más sincera que la tuya y sinceramente... ya eres alguien importante en mi vida. Me has hecho tener momentos muy buenos, de pensamientos y de tantas cosas... me encantó compartir una canción contigo, eres alguien importante para mí, y créeme, esque te mereces todo lo bueno que la vida te tenga preparada, pero también tienes que estar preparada para soportar este tipo de cosas. Yo ahora mismo no se que decirte. Creo de corazón - me puse la mano en el pecho- que hay alguien que te va a querer como él o la que más, y te va a dar todo lo bueno del mundo. Pero yo no puedo ser esa persona.

Un par de lágrimas más cayeron por su cara mientras asentía. Parecía como si le acabara de confirmar que su peor pesadilla se había hecho realidad.

- No llores más por favor - cada vez que la miraba se me rompía algo dentro.

- Vale, ya está - Dijo entre sollozos.

- No lo hago porque no te quiera. Precisamente lo contrario. Te mereces a alguien mejor que yo.

- ¿Soy yo o eres tú la que se infravalora?

- Soy realista.

Escuchamos golpes en la puerta.

-Mari yo me voy, ¿vienes o qué? - Dijo África desde fuera.

- Me voy. - Me levanté.

Marta ni si quiera me miraba. Pero esque no me había quedado otra, estaba tan decepcionada conmigo misma y me estaba sintiendo tan mal. Y me di cuenta mientras me daba la vuelta para irme que me estaba enamorando de la malagueña.

- María - me llamó y la miré antes de abrir la puerta - Al menos miénteme -pidió-. Dime que me quieres... yo que sé.

- Nos vemos la semana que viene Marta.

Y me fui sin decir nada. Porque la quería. De verdad. Y decirle que la quería no era mentir.

MARTIA/ Tu Dedo En Mi EspaldaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora