CAPÍTULO 5

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A eso de las 7:35 la canción de like a dude comenzó a sonar a todo volumen por mi cuarto, anunciandome que mis preciosas horas de sueño, habían llegado a su fin.
Gruñi.
Me intenté levantar como pude de la cama y al 3 intento conseguí mover mi culo pesado a la ducha.
Dejé secar mi pelo al aire y aplique rimel y brillo en mis ojos, haciendo resaltar así su color.
Miré el despertador de nuevo. Marcaba la 7:50, lo que significaba que dentro de 10 minutos Sawyer y West pasarían a buscarme en su coche.
Agarré mis pantalones color caqui con una cadenita nuevos, una camiseta ajustada negra, mis botines militares y una cazadora negra con pelo por dentro.
Me vestí rápidamente embutiendo los cereales en la boca, agarre mi mochila y mi móvil y salí cerrando la puerta de un movimiento.
Sawyer me miraba con una ceja alzada, mientras Nathan estaba dormido en el asiento del conductor.
El primero me pegó un lento repaso sonriendo levemente.
-Estás muy guapa. Me dijo a modo de saludo.
Yo me sonroje y decidí seguirle el juego.
-Tú tampoco estas nada mal Saw. Contesté riendome.
Le brillaron los ojos un instante y se acercó un pasó acortando la distancia que nos separaba.
Yo me removi incomoda, sin entender que pretendía.
Deposito un suave beso en la punta de mi nariz.
-¿Sabes que ya nunca más te voy a poder ver igual no?
Mi corazón se aceleró y acerqué más mi rostro al suyo instintivamente.
Y me dispuse a preguntar a que se refería.
Entonces el fuerte sonido del claxón hizo que ambos saltáramos alejandonos de nuevo a una distancia prudente.
Nathan que aturdido había comprendido que su cabeza había colisionado contra el volante nos recriminó, avergonzado que subiésemos al coche.
No pude evitar soltar una carcajada pero le hice caso y los tres emprendimos nuestro pequeño viaje al instituto.
A pesar de nuestra pequeña demora, llegamos puntuales y nada más poner un pie fuera del coche, ya sentía millones de miradas puestas en mi.
¿De verdad era mi cambio para tanto?
Sawyer y west caminaban a mi lado izquierdo y yo intentaba mantener la cabeza alta a pesar de querer esconderla de la vergüenza que sentía al estar todos los ojos fijos en mi persona.
Nathan me dio un pequeño apretón de apoyo en el hombro cuando Beau se cruzó por delante de nosotros y se me quedó mirando entre sorprendido y contrariado esperando a que lo enfrentase.
Yo hice una señal con la cabeza a mis amigos y estos siguieron caminando hacía su clase.
Me paré enfrente suya espectante. Esperando una disculpa, que sin embargo, no llego, si no todo lo contrario.
-¿Se puede saber que llevas puesto? Objetó señalando mi ropa con una mueca de asco. Pareces una puta.
Hoy se veía tremendamente ridículo, llevaba su cazadora de fútbol americano y su cabello marrón engominado hacía atrás. Todavía tenía un enorme moratón en el ojo, que se notaba que había tratado de disimular con maquillaje.
No podía creer la chulería con la que me había saltado.
La furia me embargo y alcé mi mano hacía arriba para estrellarla contra su mejilla.
Sin apenas percatarme de lo que acababa de pasar, estallé en cólera.
Sus ojos marrones reflejaban entre miedo y arrepentimiento.
Cabreada me moví un par de pasos hacía adelante encarándole.
-¿Quien te crees que eres? Le espete en un grito.
En un intento de defender su virilidad contestó tembloroso.
-Tú...no..novio.
Un corrillo de personas se arremolinó a nuestro alrededor para presenciar mejor la escena.
-No vuelvas a hablarme así, capullo de mierda. Proseguí ignorándolo. Hemos terminado.
Me aleje unos cuantos pasos de él y sonreí.
Parecía un cachorrito asustado.
Que se fuese a manosear a su mamá.
-Ah, y a ver si aprendes a besar, gilipollas. Dije guiñándole un ojo.
Pareces un pez boqueando. Hablé de nuevo.
Un ruido de asombro resonó de las bocas sorprendidas de mis compañeros por todo el pasillo, mientras, yo me alejaba con una sonrisa triunfante.
Mi primera clase era química, hoy teníamos nuestra primera práctica y ya que mi compañero se trataba de Beau, me senté en otro sitio suponiendo que no querría sentarse conmigo.
-Buenos días chicos, hoy tenemos un compañero nuevo, viene de Madison, Wisconsin. Escuché que decía el Sr Willkings.
Varias chicas empezaron a murmurar y a soltar leves risitas.
Alcé la mirada al escuchar el anuncio del profesor y vi al chico de la tienda, parado en la puerta.
El también me estaba mirando.
Sonrió con chulería. Y me guiñó el ojo.
Yo me sonroje y agache un tanto la cabeza ya que varias personas se percataron de este gesto.
Llevaba puestos unos simples vaqueros negros y una camiseta de manga corta blanca que dejaba entrever un pequeño tatuaje de un corazón en su brazo izquierdo.
-Hola a todos, soy Nicolas, aunque me podéis llamar Nick. Empezó. Como ha dicho el Sr Willkings soy nuevo en la ciudad. E hizo una pausa breve, para tragar saliva. Y no se me dan muy bien las presentaciones. Rió volviendome a mirar.
El resto de la clase soltó una suave carcajada y yo le sostuve la mirada.
-¿Ese no es Nick, el de la fiesta? Escuché que decía una chica.
-Si. Contestó otra. He oído que está saliendo con Ashley desde entonces.
Así que era un mujeriego. Pensé. Qué típico.
-Sr Pearson tome asiento. Dijo entonces el profesor, sacandome de mis pensamientos.
Nicolas balanceó su cuerpo y al llegar a mi mesa, me miro con una sonrisa vacilante como si supiese que yo iba a atacar.
Pareció sopesar por un segundo sus opciones, sin embargo hincho el pecho.
-¿Está libre el asiento? Preguntó educadamente con una sonrisa.
Le fulminé con mis ojos grises. Y Sawyer que se encontraba dos sitios más alante me miraba frunciendo el ceño con desaprobación.
-¿Necesitas solo un sitio? Pregunté y arqueo una ceja ¿O pongo otro también para tu ego?
Hizo una mueca y soltó una carcajada.
Se dejó caer a mi lado, y enredo un dedo en uno de mis cabellos ondulados.
-Ay rizos, rizos. Dijo. No te vas a librar de mi tan fácil. Sonrió. Por algún casual, me está dando la impresión de que no te caigo demasiado bien.
Sawyer murmuró algo para si mismo en la otra punta de la clase, y no pasé por alto que no nos quitaba el ojo de encima.
-Supones bien. Le contesté sonriendo un poco más.
Su ojos azules analizaron mis labios con detenimiento y sentí un escalofrío por todo el cuerpo.
Aparte la mirada y el resto de la clase transcurrió en silencio.
El me miraba y yo tomaba apuntes.
El timbre anunció el final de la clase y el Sr Willkings volvió a hablar encargandonos un trabajo con nuestro compañero de mesa.
Suspiré y me volví hacía Nicolas soltando un sonoro suspiro.
-¿Eres así de borde con todo el mundo o soy yo que te pongo así? Murmuró con un tono pervertido.
A lo que yo me sonrojé.
-No soy borde. Respondí. ¿Tú eres siempre así de chulo?
Se puso de pie y cogió el papel que nos había entregado el profesor con una de sus manos morenas y me lo entregó.
-¿Cuándo te viene bien quedar? Preguntó ignorando mi comentario.
Yo rodé los ojos, pero suspiré.
-¿Mañana a las 5? Sugerí, ya que acababa la clase de animadoras a esa hora.
Negó con la cabeza.
-Empieza mi entrenamiento de Fútbol.
Yo alcé las cejas sorprendida.
-¿Juegas en el equipo? Pregunté extrañada.
El soltó una risita, y asintió con la cabeza.
-¿Tan raro es? Contestó.
Yo sonreí levemente.
-No te veía como esa clase de chico. Contesté encojiendome de hombros a la vez que cogía mis cosas para salir de clase.
El me siguió por el pasillo caminando a mi lado.
-¿Y que clase de chico soy, ricitos? Dijo divertido.
Yo estudié mis uñas.
-Uno que no me combiene. Intervine mirado en sus ojos azules. ¿Y que es eso de ricitios?
El se cruzó de brazos enfrente de mi taquilla mientras yo la habría para cambiar los libros.
-Ricitos va a ser tú apodo cariñoso. Habló agrandando su sonrisa. ¿No querrás que te llame cariño, ni nada parecido cuando empecemos a salir, no? Añadió soltando una risa.
Yo me atragante con mi propia saliva a la vez que cerraba la puerta de mi taquilla.
-¿Qué? Conseguí preguntar finalmente.
El solo me guiñó un ojo coqueto y se dio medía vuelta despareciendo por entre el gentío.
Yo confusa sopesé que había podido decir. ¿Qué les pasa a todos los chicos últimamente? Pensé.
El resto de clases hasta la hora de la comida pasaron de forma tranquila.
Cuando hubo sonado el timbre agarré dinero y me dirigí hacía la cafetería.
Mi comida se trataba de una ensalada, filetes empanados y un yogurt de fresa.
Con la bandeja entre mis manos me pare frente a dos mesas. Una en la que me quería sentar y otra en la que ''debía'' hacerlo.
Los chicos del equipo de fútbol se encontraban comentando jugadas, algo que muchas veces a mi me gustaba hacer con ellos y hice una mueca.
En ese momento la voz de kelsey me hizo girar la cabeza hasta la mesa donde se encontraban todas las animadoras.
Yo sonreí habiendo tomado ya mi decisión y me acerqué hasta Kelsey.
Ella me miraba con expresión ceñuda y los brazos en jarras.
Yo parpadee de forma inocente.
-¿Qué tal, chicas? Hablé una vez a su altura.
Kelsey frunció el ceño aún más.
Pobrecita, la van a salir arrugas. 
-¿Qué, qué tal? Preguntó soltando un grito agudo. ¿Se puede saber quién eres y que has hecho con Noah?
Su pelo marrón estaba todo recogido en un moño alto y el uniforme rojo de las animadoras le quedaba demasiado corto. Su pintalabios del mismo color del traje estaba ligeramente corrido ya que fruncía los labios con enfado.
Yo me pasee de un lado al otro enfrente suya.
-¿Se puede saber por qué quieres ser mi amiga Kelsey? Dije yo. Ni si quiera te caigo bien y no tenemos cosas en común. Argumente y ella bufó ¿No será que te gusta Beu? Finalicé triunfante.
Ella parpadeo repetidamente y su labio inferior tembló.
Me acerqué un paso más y puse una mano sobre su hombro.
-No merece la pena, pero si te sirve de algo, es todo tuyo.
Hablé.
Apartó mi mano en un empujón y retrocedió un paso.
La gente de nuevo había vuelto la cabeza y tenía a todo el instituto mirándome asombrado.
Escuché que Sawyer y Nathan soltaban vítores de ánimo.
Tercera escenita del día, Noah. Suspire internamente. Estás en racha.
-Dejarás de ser popular. Dijo Kelsey después de unos segundos de silencio, cuando me volví para darme la vuelta.
Yo giré mi cabeza con una sonrisa.
-¿Y qué? Pregunté alzando la cabeza y negando, sin comprenderla.
Infló los mofletes como una gran ardilla y bufó bruscamente.
-¿Crees que vas a ser alguien sin mi? ¿crees que puedes dejarme así, por las buenas? Habló.
Yo me encongi de hombros y asentí.
-¿Acaso no lo estoy haciendo ya? Dije, queriendo zanjar ya la conversación, agotada de discutir con todo el mundo.
-Ten por seguro que lamentarás esto.
Se giró dando un tras piés y salió de la cafetería hecha una furia.
Yo sonreí con ironía.
Internamente me sentía un poco mal por ser tan dura, aunque realmente se lo mereciese. Eso si, no lo pensaba admitir.
Sawyer se levantó, cogió mi bandeja y la deposito sobre la mesa del equipo cuando me ube acercado. Elevó su cabeza hacía mi y sus ojos verdes brillaron con admiración, me depositó un beso en la mejilla y yo me senté por fin, un poco sonrojada.
Nathan se percató de este gesto y su expresión divertida cambio a una que no pude llegar a descifrar.
Todos los chicos de la mesa me miraban atónitos. Yo al observar tal escena no pude evitar hacer otra cosa que soltar una tremenda carcajada, a la que se me unieron todos los presentes.
-Madre mía Noah, no sabía que tenías esas pelotas. Comentó West, un chico del equipo. ¡Hasta a mi me da miedo kelsey!
Yo reí más fuerte y me encogi de hombros.
Aparté mi pelo en una coleta alta y solté un suspiro.
-¿Creeis que de verdad se habrá enfadado tanto? Comenté, a sabiendas de la respuesta.
Soltaron leves silbidos.
-¿Qué si se habrá enfadado? Dijo Nathan dandome un empujón cariñoso. ¿Acaso no le has visto la cara? Parecía un enorme tomate.
Yo sonreí reviviendo de nuevo la escena en mi cabeza.
Un problema menos. Pensé.
-No se cuál es la más insoportable de las tres. Dijo Leo otro chico con el que había hablado pocas veces.
Era moreno, y tenía unas pocas pecas salpicando sus mofletes, bastante mono la verdad.
Al percatarse de que le observaba me sonrió y yo le devolví el gesto educadamente.
-Por lo menos están buenas. Añadió West.
Yo hice una mueca de asco.
Sawyer asintió con la cabeza y se hecho para atrás el pelo rubio, retocando su flequillo. Me miró levemente como analizando mi reacción.
-Creo que invitaré a Chloe al baile de halloween. Objetó West. Tiene el culo como un melón. Sonrió.
Yo hice una dramática representación de que me entraban arcadas y todos soltaron una risa.
-¿Vais a seguir hablando de chicas? Pregunté un tanto exasperada pero con tono simpático.
Sawyer intervino entonces alzando ambas cejas.
-¿Vas a seguir montando escenitas? Reprendió a modo de broma.
Yo le enseñé mi dedo corazón y me reí con ironia.
-Siempre y cuando los idiotas me dejen en paz... empecé sin poder acabar, ya que otra voz, ya detestada por mi me interrumpió.
-¿De qué idiotas hablas? Dijo el chico nuevo tomando sitio frente a mi en la mesa.
Yo me quedé paralizada sin entender y oí como Sawyer susurraba a mi lado: hablando del rey de Roma.
Nathan se inclinó sobre la mesa dando un afectuoso saludo a Nicolas y todos, excepto Sawyer y yo le imitaron.
Saw se limitó a bajar la mirada y a seguir comiendo en silencio.
Yo arquee una ceja indicando a Nathan que diera explicaciones.
Este se palmeó la frente dándose cuenta de su error.
-¡Oh, Noah, mierda se me había olvidado! Este es mi primo Nick, se ha mudado hace poco de Wisconsin. Yo atónita abrí los ojos como platos.
-¿Cómo? Fui capaz de articular.
No podía tener tan mala suerte. Me dije a mi misma.
Nicolas me regalo una brillante sonrisa y se mordió su labio inferior conteniendo la risa.
-Lleva aquí desde verano. Continuó. Creo que no habíais coincidido aún.
Estaba claro que esto era importante para Nathan porque me miró con ojos suplicantes como diciendome ''sé amable con él porfavor''.
La familia de mi amigo era bastante complicada y toda la presión se veía ejercida sobre él. Ahora lo que pensaba si que me había hablado alguna vez antes de Nicolas, pero no había dado importancia al que tuvieran el mismo apellido. Por lo que sabía los padres de ambos no se llevaban demasiado bien por algunos problemas en el pasado y estaban intentando forjar de nuevo la relación.
Después de mantener unos segundos más la mirada a Nathan, entendí la mano y se la ofreci al cretino que tenía enfrente.
Sonrió y se acercó a mi.
-Es un placer. Habló y yo alce mis cejas. Me temo que no nos habían presentado.
¿Quería jugar? pues podíamos ser dos.
Yo estreché su mano con fuerza y acerqué un tanto mi cara.
-Me temo que no. Dije. Por suerte. Susurré para que solo el me oyese.
Le dirigí una sonrisa falsa y me senté de nuevo a seguir con mi comida.

Bad GirlDonde viven las historias. Descúbrelo ahora