CAPÍTULO 6

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A eso de las 4 llegué a mi casa. Dejé mi abrigo y mi mochila y me dispuse a comer.
Calenté unos pocos espaguetis en el microondas y agarré un bote de helado de la nevera.
La regla número uno de mi casa: nunca podía faltar helado.
Cuando ube acabado subí escaleras arriba y me cambié para estar cómoda. Saqué unas mallas negras, y una sudadera de color gris. Cuando terminé de cambiarme bajé de nuevo escaleras abajo, até mi pelo en una coleta alta y me dispuse a hacer los deberes.
Me costó mi tiempo concentrarme dados los hechos que había sucedido ese día, estaba eufórica.
Después de una hora había terminado por lo que me tumbé en el sofá dispuesta a echarme una siesta cuando llamaron a la puerta.
Me levanté de un salto y abrí la puerta con lentitud.
Un sonriente Sawyer esperaba pacientemente limpiandose los pies en el felpudo y apoyado en el marco de la puerta.
Yo le miré con inquietud.
¿Qué hacía aquí?¿No debería estar tirandose a Ashley?
Como si me leyese el pensamiento contestó.
-Lo hemos dejado.
Yo sonreí haciendome la tonta.
-¿Ah sí?¿Qué ha pasado? Pregunté apartandome de la puerta para que entrase y cerrando esta de un movimiento.
¿Por qué me decía aquello?
Sawyer se sentó en el sofá.
-Me di cuenta de que no me gustaba Ashley.
Yo me reí sentandome a su lado.
-Muy agudo Sherlock. Contesté con ironía. Teníais un montón de problemas.
Sawyer rodó los ojos con exasperación y se peinó con los dedos.
-Me di cuenta de que no me gustaba Ashley, porque me gusta alguien más.
¿A qué venía todo esto? Pensé.
Solté una risa nerviosa y me levanté de un salto tirandole a él que estaba ligeramente inclinado hacía atrás.
-¡Qué hambre de repente!¿Qué quieres comer? Grité cambiando de tema emocionada.
Si seguía haciendo aquellos comentarios nuestra amistad se iría al cuerno.
Me escabulli a la cocina y saqué una bolsa enorme de palomitas.
Las metí en el microondas y moví mi pié arriba y abajo con nerviosismo, dando pequeños pisotones en el suelo.
Advertí entonces la sombra de Sawyer por detrás de mi.
Acarició mi espalda y yo me estremeci.
Tragué saliva.
-¿Te apetecen palomitas? Es que tengo un montón de hambre y debería haberte preguntado...
-Noah. Me cortó dándome la vuelta.
Sus ojos verdes me sonreian.
No lo hagas. Me repetía mi subconsciente.
Yo miré un instante sus labios gesto que no pasó por alto.
-También tengo pepsi si quieres, creo quedan cervezas...
El sonrió aún más y pasó ambos brazos alrededor de mi cintura.
Apoyé ambos brazos en la barra de la cocina a mi espalda.
-Noah. Susurró.
Acercó su rostro al mío hasta que nuestras narices se rozaban.
-¿Seguro que no quieres otra cosa? Dije de nuevo intentando evitar lo inevitable.
¡Sal de ahí corre, por dios! Grité internamente.
Sus labios se estrellaron contra los míos bruscamente.
Se movían suaves y lentos, entreabrí mi boca y dejé que su lengua entrase y se moviese rítmicamente con la mía.
Succionó levemente mi labio inferior y suspié levemente.
Acarició mi espalda bajando la mano con delicadeza y yo aparte mis labios de los suyos lentamente.
Sawyer apoyó su cabeza contra la mía con los ojos todavía cerrados.
-Uau. Dijo con una leve sonrisa.
Yo reí levemente.
Entonces sonó el pitido del microondas indicandome que debía sacar la bolsa.
De nuevo había vuelto a la realidad.
Sawyer no era mi novio, era solo mi amigo. No podía hacer esto.
Formulé una sonrisa.
Me volví de nuevo hacía el que había sido mi mejor amigo desde la infancia.
¿Estaría dispuesta a arriesgar eso?
-Saw. Murmuré y el tomó mi mano. ¿Por qué has hecho eso?
Me miró con sus preciosos ojos verdes y se pasó la mano libre por el pelo.
-Ya te lo he dicho. Habló. Me gustas, Noah.
Yo me sonrojé a más no poder pero decidí pasar el tema por alto y no preguntar nada más al respecto.
Debo decir que me sentí ligeramente incómoda después de aquel suceso en la cocina. La tarde transcurrió entre risas y empujones amistosos por mi parte.
A eso de las 10 decidió que era hora de volver a casa.
Cuando creí que no volvería a darme ningún beso se inclinó en el hall de entrada dandome un ligero pico en los labios.
¿Qué me pasaba? ¿No me estaría empezando a gustar mi amigo, no?¿O sí?
Yo me sonrojé y el salió de mi casa articulando un pequeño ''hasta mañana''
¡Dios! ¿Mañana? Pensé ¿Qué haría mañana? ¿Qué le iba a decir a Nathan?¿Y cómo penzaba actuar Sawyer?
Se me vino a la cabeza el chico de la tienda en ese instante y agité la cabeza como intentando disipar aquellos pensamientos.
Me tiré contra la almoada y bufé de estrés.
Aquella noche me dormí con una sonrisa.

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