Killer

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"Mi sonrisa siempre se esfuma cuando tú te vas."

Mark se encogió dentro del edredón y suspiró. Estaba haciendo mucho frío, el aire acondicionado estaba centralizado y no podía ni tenía la autorización de aumentar la temperatura. Es por ello, que estaba siendo poco satisfactorio el estar durmiendo en aquella habitación.

La cama no estaba tan mal; asimismo había un armario y un escritorio. Tenía baño propio y agua caliente en la ducha. Por el contrario, la red Wi-Fi era una porquería, pero Mark no ocupaba demasiado el Internet mientras estuviera encerrado en aquel lugar.

Había traído libros y una libreta para lo que necesitase. Tenía juegos instalados en su móvil para pasar el rato y en caso de que sus padres quisieran saber acerca de él, ellos mismos lo llamaban o le ponían crédito a su celular. Era así de simple.

Mark estaba pensando en cómo serían los próximos tres meses siendo voluntario en aquella clínica. Pensó en repasar las leyendas que contaban las personas de la ciudad, pero desistió en tratar de recordarlas por su propio bien.

Mirando a través de la ventana, vio que el viento era bastante fuerte para hacer que las ramas de los árboles golpearan el cristal y las hojas verdes acariciaran la ventana. Fue entonces que comenzó a llover sin sorprender al chico.

Mark miraba las gotas de lluvia que salpicaba el cristal de la ventana. Una visión hipnotizante y relajante para ser vista. Él amaba la lluvia. Le traía calma y una sensación de paz ademas de... ¿murciélagos?

Mark se sentó abruptamente con el corazón saliéndole por la boca después de ver y escuchar un murciélago chocar contra su ventana. Exactamente en el momento en que se giró y logro captar un relámpago para luego escuchar su sonido retumbar por las gruesas paredes del lugar. Probablemente el animal había sido golpeado por algo, ya que había dejado rastros de sangre en el cristal.

Vacilando, el canadiense deslizó su cuerpo por la cama hasta llegar a la orilla y levantarse. Sus pasos fueron precisos para poder llegar a la ventana y abrirla. Se llevó tremendo susto al ver al murciélago repentinamente que, amedrentado, no supo que hacer al ver al pequeño revolviéndose en su parapeto.

Inquieto, el animal termino cayendo en el césped del hospital psiquiátrico. Mark bajó la mirada para intentar encontrarlo, pero lo único que vio fue un par de botas amarillas en medio de aquel lodo. Reconociendo al dueño de estas, Mark sólo abrió los ojos.

- ¡Lo tengo! - gritó Jisung, con aquella sonrisa enferma. Su cabello estaba mojado al igual que sus vestiduras.

- ¡Es mejor que entres o pescaras un resfriado! - Mark gritó de vuelta, haciendo un gesto para que Jisung se fuera del área externa.

- ¿Por qué no duerme Mark? ¡Las cosas tienden a ser muy extrañas en los momentos en los cuales deberíamos estar durmiendo! - el más joven gritó por última vez y luego hizo una señal al otro antes de abandonar el lugar con algo oscuro en la mano.

Mark cerró la ventana y desistió analizar lo que había sucedido hace unos instantes. Si Jisung había o no matado a un murciélago, no importaba en aquel momento. Tal vez todo el asunto sería aclarado por la mañana.

Se ajustó el pijama y se arrojó en la cama. Mark tardó en conciliar el sueño, y cuando por fin lo hizo, no paso mucho tiempo para que la alarma sonara y lo hiciera levantarse contra su voluntad.

PANIC ROOM - MarkSung [Continuará...]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora