Missed

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"Y todos los que me juraron amor, estaban matándome lentamente. Y apenas podía llorar, porque ya no podía, ya no podía liberarlo todo".

Una semana de corredores mórbidos, una semana de miradas frías, una semana de rostros inexpresivos y una semana de horas demasiado largas para ser contadas. Una semana desde que Park Jisung había desaparecido de aquel laberinto de corredores; o quizá entre las paredes, atrapado por cada uno de ellas y asustado por las diferentes voces. Mientras tanto, Mark pasaba su tiempo haciendo distintas cosas, jugando con Haechan, limpiando y organizando el área de medicamentos. Sin embargo, al final de esos días, se levantó por la madrugada para revisar el área, encontrándose con una silueta alta y delgada frente a la puerta de metal. Mark pensó que podría ser un fantasma, ya que estaba somnoliento, así que decidió huir. Tropezando entre la oscuridad parcial, se había caído demasiadas veces como para que su fantasma lo alcanzara y lo ayudara a levantarse.

-¡Suéltame! ¡Suéltame!- Luchó tratando de escapar.

-Vamos, Mark, te llevaré a un lugar.- La tenue luz al final del pasillo iluminó parte del semblante juvenil de aquel hombre.

- ¿Cómo sabes mi nombre? - El canadiense tardó unos segundos en preguntar.

-Fui yo quien aprobó su estadía aquí - explico el hombre, poniéndole en pie de una vez por todas.

-No, quien lo hizo fue Jae...- intento recordar el nombre de aquel tonto.

- Deja de pensar en ello. Resulta que Jisung me habló de ti y... Bueno, no pude evitar querer intercambiar algunas palabras contigo.-

- ¿Y quién es usted?-

- Lee Taeyong.- Su amplia sonrisa asusto al más joven, quien dudó en continuar la conversación.

- Oh, bueno. No me importaba saber su nombre —gruñó suavemente.

- Los nombres dicen mucho sobre una persona.-

-Actualmente. Solo si la persona es parte de algún grupo empresarial y debe saber cuánto deben mentir a la gente para tener en las manos su dinero.- Mark le dio la mano.

- Eso fue profundo.-

-No siempre soy lento.- se encogió de hombros.

-Pero, bueno...no soy un CEO o algún director que pretenda robar tu dinero.- Taeyong se cruzó de brazos y lo miró atentamente. -Necesito que me sigas.-

-Las posibilidades de que sueñe con ello son altas, pero prefiero no arriesgarme.- El chico pelirrojo dio un paso atrás.

- Oh, ¿enserio? - El hombre esbozó una sonrisa juguetona. - Si estás aquí para aprender, puedes aprender mucho. Ya que tienes un interés en Jisung...-

- Woo, woo. No exactamente, señor...Lee, ¿verdad?- Mark objetó -Sabes más de mí que de ti y, según las películas americanas, eso siempre sale mal.-

-Ignoraré ese pequeño comentario ignorante y solo reforzaré lo que Donghyuck te dijo: la realidad de Jisung es retorcida.- Taeyong lo miró a los ojos.

-¿Eres algún tipo de dios o, no sé, un illuminati? ¿Cómo sabes que Haechan dijo eso? - El canadiense estaba asustado por esa conversación espeluznante.

-Si quieres pensar eso, está bien,- Taeyong se encogió de hombros, -caminaré y espero me sigas.-

Al principio, Mark creyó que tal vez ese hombre era un loco mandón que había robado un traje elegante y quería quitárselo de la cara. Especialmente porque aprendió que no podía confiar en nadie sin excepción. Todos parecían guardar secretos, todos gritaban en silencio, y poco le quedaba claro. Jisung desapareció y pudo manejarlo. El problema es, ¿Por qué? ¿Dónde? ¿Con quién? y si estaba realmente bien. Las palabras vacías de Donghyuck no sirvieron de nada para calmar los nervios de Mark, y honestamente, después de lo que sucedió en el área de medicamentos y una casi sobredosis de Park, el canadiense desarrolló una tendencia a preocuparse mucho por Jisung.

Pero esa no era la razón por la que estaba siguiendo a ese chico de cabellera marrón con ojos oscuros como la noche.

PANIC ROOM - MarkSung [Continuará...]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora