Capitulo 3:¡Tonto el último!

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Después de que Ethan me dejará en casa fui a ponerme cómoda, una sudadera bastante grande y unos shorts de deporte verdes clarito con una coleta alta desecha. Me dispuse a hacer los deberes, pero como eran un coñazo, no entendía nada y Jade no estaba para que me lo explicase los dejé para más tarde; a veces puede parecer bastante estúpido pero es muy inteligente.

Me puse a ver How Imeet your mother, me encanta esa serie. Estaba yo sola por lo que pude poner bastante alto el volumen, hasta que apareció Will por la puerta.

–Baja eso ahora mismo, se escucha desde fuera–me apuntó con el dedo después de quitarse la chaqueta.

Se sentó conmigo en el sofá e intentó usarme de almohada, le mire con el ceño fruncido.

–¡Fuera del sofá! ¡Me he tenido qué venir con un idiota por tu culpa! ¡Eres un hermano de MIERDA!–le grité mientras intentaba echarle del sofá.

El lo único que hacia era reírse mientras yo le pegaba, hasta que le pareció que había tenia suficiente y me agarro por las muñecas.

–¡Suelta!–grite retorciendo las muñecas para poder liberarlas de su agarre, lo único que conseguí fue que apretara mas fuerte.

–Te soltaré, si dejas de pegarme–me contestó de lo más tranquilo.

–¡Nunca!–le grité retorciéndome bajo su agarre.

–Bien, hagamos una cosa...–me dijo, en ese momento deje de retorcerme para prestar atención.

Es momento de negociar, pequeños!

–¿Qué?–dije bastante curiosa pero a la vez alerta y desconfiada por si pudiese haber algún tipo de truco en el trato, fruncí el ceño, me concentré en el rostro de Will por si encontraba algo que en el que me indicase que mentiría .

–...yo te hago palomitas y te traigo una bolsa de patatas si tu...–habló completamente serio y pensando en lo siguiente que decir, aunque creáis que es una chorrada ninguno de los dos nos lo tomábamos a broma, estábamos negociando, una tontería de negocio, pero negocios–me dejas ver la tele contigo y me perdonas por no irte a recoger aunque eso halla sido culpa tuya-me contestó al fin.

–Hecho–dije, el sabía mis puntos débiles y la comida era uno de ellos, me soltó las muñecas y nos estrechamos la mano en señal de acuerdo.

Se levantó y desapareció en la cocina. Al rato apareció con una bolsa de patatas fritas y un cuenco con palomitas recién hechas. Dejó las cosas en la mesita del salón y se acomodo en el sofá. Esta vez sí le permití apoyar la cabeza en mi tripa.

Íbamos ya por el cuarto capitulo cuando la puerta se abrió dejando entrar a Jade. Se acercó a nosotros y cogió un puñado de palomitas que acabábamos de hacer, le di un golpe en la mano pero ya era tarde.
Se metió el puñado en la boca y me sonrió victorioso, se sentó en el sillón y se puso a ver la tele con nosotros.

–¿Dónde has estado?–le pregunte sin mucho interés y sin despegar los ojos de la pantalla.

–Había quedado con una chica–contestó con una pequeña sonrisa.

–Entiendo–dije todavía mirando a la pantalla. Sí que entendía, ninguno de mis hermanos era de atarse a ninguna chica y a mi me parecía bien, a mi tampoco me gustaban las ataduras. Solo había tenido un novio duradero y estable en mi vida, las cosas no terminaron nada bien, desde entonces no tenía nada serio con nadie.

–¿Y Por qué te castigaron?–me preguntó Will, le mire de reojo pero tenia la mirada en la pantalla, me hizo gracia la situación , parecíamos tres zombies.

Del Bronx a ManhattanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora