SIN EDITAR.
Un agudo dolor recorría mi columna vertebral haciendo que pequeños quejidos escapasen de mi boca; la aguja se desplazaba lenta y tortuosamente, ya conocía ese dolor pero no era capaz de acostumbrarme, hacia pequeñas paradas liberadoras en las que pasaba una pequeña tela por la zona extrayendo así el exceso de tinta para luego volver a continuar el recorrido.
-Joder Barney- solté en un momento en el que no me pude contener.
-Con los otros no fuiste tan quejica-replicó él aún concentrado en su trabajo.
Un siseo de dolor se escapó de mis labios haciendo que apretara fuerte el puño y la respiración se atascara en mi garganta; sentí como unos suaves dedos recorrían mi mano haciendo que mi férreo agarre se soltara mientras rodeaba su mano con la mía. Giré muy levemente la cabeza mientras abría los ojos que había cerrado para centrarme en el dolor, vi a Ethan con una mirada de apoyo, le devolví una de agradecimiento; inconscientemente apreté su mano provocando que el la apretase también, dandole una última mirada coloque la cabeza en la posición en la que la tenía.
Después de que el tortuoso momento acabase pude levantarme del sillón que en ese entonces era demasiado incómodo, estire mi cuello muy despacio ya que dolía de tenerlo rígido y por el sometimiento continuo a una aguja.
Salimos en silencio a la sala en la que habíamos estado antes; me dirigí al gran espejo que había colgado en la pared en lo que Barney rebuscaba algo en los cajones, cuando lo encontró pude ver que se trataba de un pequeño espejo con mango como los que se usan para peinarse.
Hizo que mirara hacia el espejo que tenía delante mientras el colocaba el otro en la zona de mi cuello estratégicamente haciendo que pudiera ver el gran trabajo que había hecho.Una línea curva ascendente trepando hacia mis ideas. Otra hacia abajo, acabada en dos curvas queriéndose anclar en mí. Todo esto saliendo de un centro vigilante, de un ojo expectante en el cual hay un iris de un verde impresionante haciéndome recordar a los ojos de Ethan. Era simplemente perfecto, no era lo que en su día le había descrito pero era más de lo que esperaba.
Eche una mirada hacia atrás fijándome en la sonrisa de orgullo que tenía implantada en el rostro; sin darme mucho mas tiempo a contemplar el dibujo de mi piel retiro el espejo lo sustituyó por un pequeño tarrito con vaselina que empezó a extender por mi piel haciendo que la frescura del producto me aliviara, corto un trozo de venda y me la puso con cinta, una vez que estuvo todo pude girarme.
-¿Te queda de la crema cicatrizante de la ultima vez?-asentí en señal de afirmación-¿Y del jabón hipoalergénico?-hice memoria unos segundos y asentí- Bien pues dentro de unas 3 o 4 horas quitas la venda, lo limpias con agua y el jabón, recuerda que al secar no rasques ni frotes la zona con fuerza-asentí una vez mas bien atenta a lo que me decía-Durante una 7 o 10 días tendrás que estar aplicando la crema unas 3 o 4 veces al día lavando la zona antes, mantenlo hidratado y el resto ya lo sabes: Evita la luz directa del sol, agua de mar, rascarse, sudar, ropa ajustada y falta de higiene.
-¿Me estas llamando guarra indirectamente?-bromeé haciendo que los dos rieran.
Mire la hora en el reloj, se había hecho un poco tarde, casi era la hora de comer.
-Se hace tarde y nos tenemos que ir ¿Cuánto es?-pregunte.
-Unos 85 $, pero venga te lo dejo en 75-sonrío.
Saque el dinero y le pague lo debido, cuando ya estábamos en la puerta para marcharon hablo interrumpiendo nuestra salida.
-Recuérdale a Will que venga cuando quiera a cobrarse la apuesta.
-Claro, descuida-sonreí en despedida.
Una vez fuera respire hondo llenándome los pulmones y expulsándolo lentamente disfrutando de la sensación de respirar un aire no tan cargado con el de adentro.
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Del Bronx a Manhattan
RomanceKeira Campbell una chica de 18 años del Bronx es "obligada" por su abuela, la Sr.Campbell, una gran empresaria, a mudarse de su casa en el Bronx a una zona "pija" como dice ella. Aunque ella adora a su abuela, no soporta la idea de tener que dejar s...