Capitulo 7:¡Gracias Jade!

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KEIRA'S POV


Después de haber hablado con Mia y haber subido a mi habitación me empezó a dar flojera y me apetecía muy poco ducharme y cambiarme de ropa para salir, lo que pasaba era que a la hora de salir de casa cuando estoy vagueando me da muuucha pereza, simplemente por el hecho de que me tengo que vestir, ese es el "gran" problema, eso sí una vez estoy fuera de casa no hay quien me haga volver y más si me lo estoy pasando bien.

Camine de frente y me desplome boca abajo en la cama sobre el edredón negro que lo cubría, pase las manos por debajo de la almohada y suspiré mientras giraba la cabeza hacía la izquierda y observar el panorama que se cernía en el. El Sol iba ocultándose por los altos rascacielos de Manhattan, como las luces de algunos edificios se encendían jugando con la tonalidad del atardecer.

Ahora si me estaba dando pereza levantarme, me sentía tranquila y en paz disfrutando del silencio que inundaba la habitación. Estiré la mano hacia la mesilla de noche para tomar el móvil que se encontraba sobre esta, mire la hora y suspire sería mejor que me empezara a arreglar pero me daba taaanta pereza; tampoco sabía que ponerme, por mi mente pasaron las imágenes de algunos vestidos que tenía en el armario y con que podrían quedar bien. Suspire resignada y me levante a duras penas, arrastre los pies hasta el baño sin ninguna prisa, luego seguramente me estaría arrepintiendo de no haberme dado prisa cuando Jade me grite que tengo que bajar ya.

Entré en el baño este era muy amplio y decorado en colores canela tostado en su gran mayoría, blanco en algunos elementos como eran el inodoro, el bidé y lo que era propiamente el lavabo ya que estaba como yo digo estaba "incrustado" en un mueble color chocolate en los que había algunos cajones con tiradores planos de color gris metálico mate, si ese color existe, estaba pegado a la pared dado que no había nada que lo sujetase al suelo, era un espacio libre si no contamos una pequeña bascula que ni utilizo.

Pero sin duda lo que más me gustaba era la ducha, era amplia, muy amplia, era más bien como un pequeño cuartito si se le puede decir así, era de un color un poco más oscuro que el resto del baño con pequeños azulejos que se extendían por la pared intercalando de vez en cuando alguno de color chocolate o blanco para combinar con el resto de la estancia, había un pequeño escalón que bajaba para que el agua que se acumulaba no se extendiera por todo el cuarto, la puerta era de cristal transparente.

Me desvestí dejando la ropa en un cesto de mimbre grande que había en una esquina, me metí en la ducha y deje que la templada agua me relajara.

Cuando salí de la ducha me seque con una toalla que estaba colgada en un perchero, una vez seca me puse el albornoz blanco que tanto me gustaba era suave y mullido, me seque el pelo un poco con una toalla y lo deje caer por la espalda. Salí del cuarto de baño y me adentré en la puerta más cercana encendiendo la luz dejando ver toda la ropa perfectamente ordenada. Fui hacía una estantería que estaba al principio y me despojé del albornoz dejándolo caer al suelo cogí la ropa interior, las dos de color negro sin ningún tipo de adorno o decoración, y me las puse dejando caer el pelo un moco mojado por mi espalda lo que me hizo estremecerme débilmente, fui a la zona donde estaban los vestidos y los inspeccione detenidamente, no me gusta ponerme vestido por ejemplo para ir al instituto me parecen incomodos, pero para salir o en alguna ocasión especial no están mal. 

Cogí dos sujetándolos por las perchas y salí del vestidor para colocarlos sobre la cama e inspeccionarlos detenidamente, uno de ellos era de un color gris plomo, era sin mangas, con escote palabra de honor, era muy ajustado por la parte de arriba con una decoración de grises más claros y algún brillo plateado, la parte me llegaba por medio del muslo; el otro era de un color purpura con un leve tono rosado, este era liso sin nada con una sola manga larga y el otro hombro al descubierto. Ninguno de los dos me convencía, me crucé de brazos y los mire fijamente decidiendo cual ponerme.

Del Bronx a ManhattanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora