Capítulo 15: Recuerdos.

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[Capitulo sin editar]

"-¡Keira!-un grito desgarrador hizo que se me encogiera el corazón.

La adrenalina que había sentido hasta hacía unos minutos había desaparecido por completo, ahora la sustituía el pánico. Esto no podía estar pasando."

"-Fue tu culpa, lo sabes ¿verdad?- habló frío, el desprecio era palpable en cada palabra que salía de su boca.

-No...no es verdad- un mar de lágrimas me inundaban, me ahogaba y nadie me quería ayudar.

Mis piernas no soportaron tanta presión, mis rodillas se doblaron haciéndome caer al suelo con gran violencia, me sentía derrotada, sin fuerzas de nada, me estaba desmoronando bajo su atenta mirada.

-Tienes que pagar-se acercó lentamente a mi-, es lo justo.

Era como un león acechando a su presa, esperando el mejor momento para atacar, cuando esta estuviera débil y desvalida; en este caso no me gustaba nada que esa fuera yo.

Retrocedí arrastrándome por el suelo, no lo quería cerca. A cada paso que daba mi miedo crecía, solo quería gritar hasta que me ardiera la garganta.

-No te lo tomes así-posó de manera agresiva una de sus manos en mi barbilla para que lo mirara-sabes que te quiero-me besó bruscamente, mordiendo mi labio tan fuerte que pude notar el sabor metálico de la sangre-...cariño."

Sobresaltada me incorporé en la cama, solo había sido un sueño. No pude evitarlo y gruesas lágrimas empezaron a caer sin control por mi cara, junto con algún sollozo que intente acallar poniendo la mano en mi boca; no quería despertar a Ethan que dormía a mi lado ajeno a lo que pasaba.

Cuando se hicieron incontrolables la desesperación me invadió, solo quería poder parar de llorar. Tape mi cara con ambas manos. Que patética me tendría que estar viendo. Un dolor palpitante empezaba a instalarse en la parte frontal de mi cabeza.

Unas manos acariciaron mi espalda; me encontré directamente con sus ojos, se veía angustiado y confundido.

-¿Qué pasa?-preguntó intentando comprender, viéndome incapaz de responder tan solo negué con la cabeza.

Comprendiendo el masaje me estrechó entre sus brazos haciéndome sentir protegida. Su olor se coló por mis fosas nasales dándome tranquilidad y confort. Después de un rato me separé de él.

-¿Me cuentas ahora qué ha pasado?-preguntó calmado.

Dudé un poco al contestarle-Una pesadilla-dije débilmente.

-Pero es eso, una pesadilla, no puede hacerte daño-trató de animarme.

-Ese es el problema-expuse-no es una pesadilla...es real-mi voz se quebró mientras decía la última palabra.

Inmediatamente volvió a abrazarme. Era extraño como se sentía, nunca me había pasado, la sensación de inmunidad, de que nada puede estar mal, era increíble.

Deshizo nuestro abrazo y volví a sentirme fría, necesitaba su calor rodeándome. Dio varios pasos hacía la puerta.

-¿Dónde vas?-pregunté angustiada, él debió notarlo porque me miró con ternura.

-Tranquila, voy a por un vaso de agua, creo que lo necesitas ¿no crees?-explicó con una pequeña sonrisa. Asentí más tranquila. Ethan salió por la puerta.

Del Bronx a ManhattanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora