La Bestia Dorada《KookV》

Anexo: Noche de amor.

 Sus manos se escurren por mi piel sin darme tregua, con sed de lujuria. Sus ojos consumidos por el deseo y una sonrisa lasciva dibujada en sus labios. Un gemido sale de los míos cuando acaricia mi pezón izquierdo por encima de la delgada tela de mi camisa, torturándome. ¿Cómo llegamos a esto? Oh, cierto, yo fui el terco quien no quiso aceptar que Jungkook podía cazar un conejo en menos de cinco minutos. Sabía que Jungkook me impondría un castigo, pero nunca me imagine uno tan, tan dulce, si esto es un castigo quiero más.

—Kooki...—suspiro cuando lame mi clavícula, el tener a las estrellas como espectadoras me maravilla, estas semanas no hemos hecho otra cosa que besarnos pero esto... esto supera los besos.

—Tae—responde de manera lenta mientras siento sus dientes hundirse en mi hombro, doy un quejido.

—Mmm—jadeo y muerdo mi labio inferior para no emitir sonido alguno, todos estos ruidos son tan obscenos y me avergüenzan. Jungkook parece percatarse de ello porque se aleja de mí, observándome con sus oscuros ojos azules.

—No te contengas, planeo hacer que gimas mi nombre esta noche—susurra en mi oído, su cálido aliento estremeciendo mi cuerpo completamente, cierro mis ojos y siento como cierta parte de mi cuerpo comienza a mojarse. Infiernos, nunca he indagado en este tema, se tan poco, soy tan inexperto... en cambio Jungkook parece todo un maestro. Tan seductor, tan sensual.

Su mano se escurre bajo mi larga camisa, acariciando mi muslo izquierdo, respiro con más fuerza. Su lengua traviesa lamiendo el lóbulo de mi oreja, yo gimoteo levemente, me siento tan mareado, mi cabeza no deja de pensar en Jungkook, nada más que él. Su lengua baja por mi mandíbula y luego a mi cuello en donde muerde levemente y chupa, respiro con dificultad ante ello. Mis manos aprietan la tela de mi caperuza, la cual fue extendida en el suelo como manta, el rojo contrastando con mi pálida piel. Con su mano Jungkook corre la camisa levemente revelando más de mis piernas, su mano subiendo a mis caderas y parte de mi estómago, está fría y eso hace que mi piel se erice. Cierro mis ojos cuando siento su lengua lamer demasiado cerca de uno de mis pezones, el corre la manga izquierda de mi camisa con sus dientes para tener más de mi piel expuesta. Su mano derecha va debajo de mi espalda, quitando su otra mano de mi estómago se ayuda para quitarme la prenda por completo quedando completamente a su merced.

Él me contempla con ojos oscuros, una sonrisa en sus labios. Abrumado miro a otra parte, la idea de tener a toda la naturaleza a mi alrededor reconfortandome.

—Tae...—el murmullo de mi nombre hace que observe a Jungkook de nuevo, quien se ha quitado la remera y me besa con fervor, con pasión, con ganas de comerme. Gimo levemente al sentir su lengua, su traviesa lengua. Sus manos tocando a los costados de mi estómago y dándome cosquillas.

Sus labios dan pequeños besos a mis mejillas, párpados y luego baja a mi mandíbula y cuello, luego más abajo, a mis pezones en donde se detiene para deleitarse y chupar.

—¡Ah! Kooki...—el gemido logra escaparse de mis labios y doy suspiros profundos cuando siento su lengua y cálida saliva sobre mis sensibles pezones, muerdo mi mejilla inferior para dejar de emitir esos escandalosos sonidos.

La lengua tentativa de Jungkook baja por mi estómago, sus manos acariciando mis muslos. Antes de ir más allá de mi vientre se detiene y me observa, como si pidiera permiso, exhalo un poco de aire y asiento mientras cierro mis ojos debido a todo lo sucedido anteriormente. Jungkook muerde el interior de mi muslo izquierdo antes de dar una lamida a esa parte tan sensible de mi cuerpo, el cual reacciona al instante haciendo que mi espalda se encorve.

—Hmm—tarareo mientras me revuelvo extasiado, su lengua está en esa parte de mi anatomía, es caliente y escurridiza. No puedo hacer nada más que dar quejidos, de alguna forma quiero más, quiero... no sé que quiero, quiero a Jungkook.