03. Abruptos.

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Su celular comenzó a vibrar en el fondo de su bolso. Dejó el vaso a un lado y oprimió el botón de contestar sin siquiera fijarse quien era el emisor. Marcos, con voz soñolienta habló a través de la línea, mostraba preocupación por la desaparición de su novia.

— No puedes salir sola, no conoces este sitio. — pronunció severamente. Luna rodó los ojos pero no emitió respuesta alguna.

— Voy ahora, salí a tomar algo, eso es todo.

— Hubieras ido al bar del hotel.

— Ya voy, tranquilo. — y cortó.

El bar del hotel no era de su agrado. Mayormente acudían personas de alta sociedad y no le interesaba mezclarse con ellas. Ella era otro tipo de persona, podía aparentar ser una chica educada con refinados modales y una manera de expresarse genuina, pero por dentro, seguía siendo rebelde como solía hacerlo.

Le pagó al Braman y salió del local, no sin darle antes una rápida mirada a una pareja que se besaban descaradamente en uno de los sillones. La rubia estaba encima del chico y desde ese punto se podía ver como atacaba sus labios desesperadamente. La ojiverde hizo una mueca y negó, aquella escena le recordaba esos días donde conoció a Matteo.

Suspiró y caminó por las calles con el viento acariciándole el rostro, divagando entre los recuerdos que ese hombre había provocado en ella. Era algo ilógico decir que su romance, si así podía llamarse, salió de la nada. Nadie le creería si dijese que se involucró con uno de los asaltantes mas buscados del mundo. Una locura desde los ojos de cualquiera, una completa y absurda locura.

— Hola. — le saludó a Marcos al entrar a la gran habitación.

— Me preocupaste. — dijo él recostando su espalda en el respaldo de la cama.

— No exageres. — Marcos la miró con una ceja alzada. — sé cuidarme sola.

— Confio en ti, cariño. Pero entiende que no conoces este país, por favor prometeme que al menos me dirás los lugares a los que quieres ir.

— De acuerdo, te lo prometo. — se resignó a decir.

Acto seguido, se colocó la pijama recostándose al lado de su novio, le dió un casto beso y cerró los ojos, cayendo en un profundo sueño que su cuerpo lo ameritaba.

Esa noche, volvió a soñar con Matteo, que le acariciaba el cuerpo y besaba cada parte de este. Todo parecía tan real que tenía miedo de despertar, pero lastimosamente su alarma sonó obligándola a abrir los ojos.

Le decepcionaba la saber que la única forma de estar junto a él, era en sueños.

****

¡Te digo que era ella, joder! — exclama un consternado Matteo mientras busca un alicate en la caja de herramientas.

— Vamos, amigo. ¿Cuantas chicas tienen el cabello castaño y van a un bar por las noches? ¡Miles! — responde Gaston fumando un cigarrillo en la silla mas cercana. — Dudo mucho que nuestra Luna este caminando por estas calles.

— ¿Crees que no la reconocería?

— Lo mismo dijiste esa vez ¿Recuerdas? Estabas tan ebrio que pensaste que era ella y, ¿Quien resultó ser? ¡Un travesti, idiota! Un travesti que quería besarte y si yo no hubiera llegado, sabe Dios donde hubieras estado.

El castaño bajó la mirada y siguió arreglando el motor de ese viejo auto. A lo mejor Gastón tenía razón. A lo mejor estaba tan obsesionado con encontrarla que ya empezaba a confundirla con las demás mujeres.

Love Warning® | Lutteo | CANCELADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora