17. Disparo

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Después de todo, no era tan descabellado lo que pensaba. De alguna u otra forma, saber que Marcos corria peligro lo alarmaba. No porque él le importaba, no sentia ni una pizca de sentimiento hacia ese tipo, no le preocuparía si una bala llegara a  atravesar su cerebro, pero sabía que Luna lo quería mucho, y verla sufrir era lo que menos queria.

Se escuchó una risa del otro lado de la linea, no pudo evitar compararla con la de verónica, eran tan parecidas que le ponia los pelos de punta. Pero se había propuesto ni intimidarse, así que simplemente colgó el teléfono y volvio a guardarlo en el bolsillo. ¿Cual debia ser su siguiente paso?

Descartó inmediatamente llamar a Luna. Si es que todo salia bien, ella nunca llegaría a enterarse de nada, lo mismo sucedía con Marcos. Debia hallar alguna forma para que el crea, o al menos piense que todo esto se trata de un secuestro, y no de un ajuste de cuentas.

Recordó la última vez que había visto a Viviana, fue cerca del restaurante donde los exs Tortolitos almorzaban. Con un poco de suerte y su “guarida secreta” se encontraba por alli.

Volvió a coger el móvil y emitió la llamada. En media hora todos los de la banda, exceptuando a Luna, estarían sentados en su sala con unas pistolas llenas de bala. La sola idea de volver a apretar en gatillo lo excitaba. Hace mas de un año que no lo hacia.

Y si, extrañaba las balas.

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Marcos Velarde tenia los ojos vendados. No podia ver absolutamente nada, escuchaba las bocinas de los carros a lo lejos pero el sonido era tan bajo que el miedo lo carcomía cada vez mas. Por intuición, sabia que estaba en un sitio cerrado, aislado de las personas y, por lo que había oido, con una mujer custodiándolo, cuyas manos estaban ocupadas por algo parecido a una pistola.

¿Que quería de él? Él no tenia enemigos en ese país, ni negocios turbios, ni nada ilegal. Entonces, ¿Por que lo habían secuestrado? Dinero. Eso debia ser, ¿Por que otra cosa seria?

— Estas muy callado. — escuchó hablae a la mujer. Su voz era fuerte y le causaba escalofríos. — Otras personas me hubieran suplicado para que las suelte. — por los ecos, ella debia estar muy cerca.

— ¿Me soltarias solamente por que te lo pido?

—Claro que no. — contesto. Viviana se puso de cuclillas y acaricio el rostro del vulnerable muchacho, quien luchaba por alejarse pero su esfuerzos eran en vano. Tenia las manos y pies atados a una especie de poste. — estas muy guapo, eh. — añadio la pelirroja. — esa tal Luna tiene una maldita suerte con los hombres.

¿Luna? ¿De donde la conocia? Quería preguntar pero lo único que salió de sus labios fue lo mas ridiculo que se le pudo ocurrir: — No te metas con ella.

Como era de esperarse, Viviana se echó a reir.

— Ay querido, no te preocupes que no seré yo quien se meta con ella.

— ¿De que estas hablando?

— Tu novia te esconde muchos secretos. Pero tranquilo, que ya los sabras.

— ¡Eres una hija de pu...— insultar a las mujeres no estaba dentro de su contexto. Pero aquella mujer hablaba con tanta maldad que se lo merecía.

En ese momento, Oyó una puerta abrirse, que rechinó al hacerlo. Unos pasos fueron acercándose hasta estar aproximadamente un metro de él.

Love Warning® | Lutteo | CANCELADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora