11. Infierno

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Fruncio el ceño. Definitivamente no esperaba dicha proposición. Trató de buscar algún rastro que indicara que estaba en estado de ebriedad, pero ella parecía actuar con sus cinco sentidos, haciéndolo poner mas nervioso. En el momento que la mirada de Luna fue a parar hacia su entrepierna, se dio cuenta que sólo llevaba unos calzoncillos.

Su cuerpo tembló cuando la vio acercándose hasta quedar a unos cuantos centímetros de sus labios, y su miembro palpitó cuando la oyó pronunciar las siguientes palabras:

—Quiero que vuelvas hacerme tuya — siempre la había considerado una mujer capaz de tomar las riendas de la situación, poder tomar el control como en este tipo de momentos. Y de mas esta decir que era una mujer sin rastros de timidez en situaciones tan intimas como esa.

Matteo inhaló, intentando no devorar esos carnosos labios que tenia justo en frente, y aun mas cuando la mano de la castaña se cerró en su ya creciente erección, haciéndolo ahogar un gemido.

— No hagas esto — susurró como pudo, había olvidado lo placentero que era sentir su pequeña, pero fuerte mano poniendolo cada vez mas duro. — Luna, no por favor.

— Te extraño, te deseo muchísimo. — confesó dejando castos besos al rededor de su cuello. — Dime que tu también lo haces, por favor.

— Si joder, te deseo tanto...— Tomó el rostro de la muchacha entre sus manos y, sacando un autocontrol que no imaginó que tenia, agregó — ...pero no podemos hacer esto.

Haciéndola a un lado bruscamente, dio unos cuantos pasos y volvió a girar para enfrentarla, pasandose una mano por su sudado cabello, con la respiración a mil y una erección que pedía a gritos salir.

—¿Por qué?

— Marcos, Luna. Ese hombre te quiere, lo vi en las fotos, vi como te miraba, lo hacia de una manera que yo jamas podría hacer. Él te puede ofrecer el reino que mereces, mientras que conmigo...solo estarias en un infierno.

— He estado en el infierno antes — volviendo a curvar una sonrisa, comenzó a acercarse contorneando las caderas provocativamente — y el fuego, me hace cosquillas.

Esta vez, sin previo aviso, atacó sus labios de una forma brutal. Introdujo su lengua en su boca a los pocos segundos, en busca de mas, en busca de poder volver a probar lo que hace tanto no probaba. Le apenaba decirlo, pero sólo él la hacia sentir de la manera en que se sentía en ese momento.

Ahi, mientras lo besaba y pasaba sus manos al rededor de su moldeado abdomen, no pudo evitar pensar en Marcos, y en la traición que desde ya estaba cometiendo por desear tanto a un hombre que no era él. Pero, ¿a quien quería engañar? Cada vez que se acostaba con él, solo podía pensar en Matteo y en nadie mas que él.

Una de sus manos que masajeaba su espalda, descendió a su cintura hasta llegar a su pierna, alzando esta a la altura de su cadera y comenzando a acariciarla de arriba abajo. Condenadamente bien. La apretada falta que ella llevaba le daba un mejor acceso a recorrer cada centímetro de su piel, estimulandola.

Su mano traviesa fue mas allá, hasta tocar sus bragas, donde involuntariamente ambos gimieron cuando él introdujo un dedo hasta el fondo.

— Estas mojada.— le dijo mientras besaba su barbilla — lista para mí. Como me gusta.

— Tú me pones así — le encantaba que le dijera palabras sucias, le encantaba que ella fuera así, simplemente directa.

Tomándola de ambas piernas, la cargó y juntos entraron a su habitación, donde la recostó sobre la cama y, sin esperar un minuto más, le bajó la falta junto con las bragas, dejándola totalmente expuesta, pero aun con las botas puestas, que no dudó en retitarlas casi al mismo tiempo.

Love Warning® | Lutteo | CANCELADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora