12. Plan

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—Luna, por favor, dime que es lo que pasa — la mencionada suspiró. No tenía el suficiente valor para contarle la verdad, y mucho menos para decirle que hace menos de treinta minutos había estado en la cama con otro hombre que no era él.

Marcos no merecía lo que le estaba haciendo. No la merecía, así de simple, él era tan diferente a ella que aun no entendía porque terminaron en una relación.

— ¿Es otro, verdad? — afirmó para sorpresa de ambos. — conociste a otra persona y por eso...por eso no quieres irte.

El muchacho había sacado sus propias conclusiones con la actitud de su novia, pero tan solo pensar en esa posibilidad, le rompía el Corazón. La amaba tanto que respetaría su decisión. Aun así, quedaría totalmente destrozado.

— ¿Es eso?

— ¿Que? No, claro que no. ¿Por que dices eso? — mintió. El tono de voz en que lo había dicho daba a entender lo afectado que estaba y ella ya no quería seguir lastimándolo. Si mentir era la única salida, lo haría.

— Es que...no se en que mas pensar.

— Verás, mi trabajo en la boutique me esta yendo de maravilla. En estos dias, y el principal motivo por el que he estado saliendo constantemente, es por puro motivo laboral, en serio. Hay un diseñador que está interesado en comprar algunos de mis nuevos diseños, seria una buena cantidad de dinero. Todavía falta arreglar algunas cosas con todo ese papeleo correspondiente.

Luna parecía tan sincera al decir las cosas, que no creerle sería casi imposible, y eso fue justamente lo que pasó. Su novio sonrió y término de convencerse, para luego tomar su mano y abrazarla. Creía en ella, la quería con todas sus fuerzas y le pareció algo estúpido desconfiar.

***

Viviana Urbina pintó sus labios de un color rojo y se sonrió en el espejo. Admiraba lo que veía, amaba lo que veía, solo era ella y su perfecto reflejo. Lo que mas le encantaba de su rostro eran sus ojos, grandes, marrones, y con unas rizadas pestañas. Peinó su rojizo cabello y formó una mueca cuando la peineta se enredó un poco en sus rizos.

Hubiera preferido mil veces ser lacia, como su gemela fallecida. Por un momento aquel pensamiento rondó por su cabeza pero la desapareció de inmediato. Verónica siempre había buscado su propio mal, y estaba completamente segura de que ella misma cabo su propia tumba. Así que ese ridículo plan de venganza de su hermano mayor, le causaba gracia. Pero si de el obtendría esa ansiada herencia que por fin la volvería una mujer independiente, Estaba dispuesta hasta de quitarle la vida a alguien.

Y la primera fase para alcanzar lo que queria empezaba esa mañana. Se colocó unos lentes de sol y subió a su recién comprado auto que, al igual que su cabello, era rojo. Encendió el motor y arrancó, prendió la radio y colocó su género de música favorita; rap. Tarareó la canción que sonaba hasta que visualizó su objetivo y se detuvo en una esquina.

Matteo Balsano yacia recostado en una de las paredes del taller fumando un cigarrillo, con una gorra puesta y una camiseta sin mangas con manchas de grasa, en la parte de abajo portaba unos jeans y unas zapatillas negras. Vivíana debía admitirlo, ese hombre era realmente sexy. Incluso haciendo algo tan insignificante como fumar. Le encantó la forma en como movió sus labios para succionar el humo y, cuando menos se dio cuenta, deseó besarlos. Y asi lo hubiera hecho si no fuera idéntica a su hermana lo que la delataria de inmediato.

Lo que debía hacer ahí era fácil y sencillo, mirarlo. Ver sus movimientos y saber si sigue siendo el mismo Matteo de antes, o ya no es mas que un mugriento mecánico. La pelirroja pensó que un rostro tan bonito como el de él no merecía pudrirse en una cárcel. Sin embargo, las fantasías que en ese mismo momento estaba teniendo con ese hombre se vinieron abajo cuando una mujer de cabello castaño y tacones bastantes altos para su gusto, entró al taller.

Love Warning® | Lutteo | CANCELADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora