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—¡Déjame tranquilo y no me pongas una puta mano encima!

Jungkook amplió sus ojos mientras comenzó a retroceder alejándose de Taeyoon.
No comprendía para nada las actitudes que su novio estaba mostrando en los últimos dos días. Quería saberlo, pero cada vez que preguntaba, el ojiazul respondía que sólo sufría de migraña, algo totalmente ridículo pues aunque aquello pasara, Taeyoon jamás rechazaba a Jungkook.

El pelinegro estaba realmente ansioso de estar junto al menor, y no precisamente para actos sexuales, más bien quería abrazarlo y llenarlo de besos cómo siempre lo hacía, pero ahora el chico sólo no paraba de inventar excusas cada que Jungkook se acercaba.

—¿Vas a decir qué demonios te ocurre? A mí ya no me vas a ocultar las cosas, Taeyoon. No soy imbécil —dijo impasible, más sintiendo la furia comenzar a desbordarse cada vez más rápido.

—¡Me siento asfixiado, Jeon! Siempre estás pegado a mi cómo si no tuvieras una vida propia... —el arrepentimiento se hizo presente cuando notó la decepción en el rostro de su novio, pero no veía la manera en quedarse sin compañía al menos unos días en su departamento. Lo necesitaba.

—Bien —avanzó escaleras arriba para llegar al cuarto del castaño y comenzar a sacar sus cosas y colocarlas en una pequeña maleta.

—¿Qué haces?

—¿En serio estás preguntando esa mierda? —su mirada destellaba enojo y Taeyoon sólo tragó saliva al sentirse atemorizado—. Voy a darte tu espacio, y si es así, necesito llevarme mis cosas de TU casa.

—Deja de ser dramático, jamás te dije que te fueras de aquí. Sólo mantén tu distancia —cruzó los brazos esperando por una respuesta que jamás llegó.

Jungkook cerró sus ojos y respiró hondo, decir que estaba molesto era insignificante para lo que sentía en esos instantes y realmente ya no quería discutir sobre aquello.
Tomó sus pertenencias y salió de la habitación sin mirar al ojiazul, estaba dolido y ahora sólo quería volver a su hogar y descansar.

—Jungkook, no te vayas.

—No te estoy pidiendo permiso, ahora quítate. Búscame cuando se te pase tu berrinche, porque yo no voy a aguantar más tus actitudes de mierda.

—Imbécil —susurró muy cerca de su rostro—. Cierra bien la puerta cuando te vayas.

—¿A dónde vas?

—No te interesa... —dijo por último para luego marcharse dejando al pelinegro a solas en el departamento.

Soltó su maleta y sacó su celular para hacer una rápida llamada. Para su suerte, había guardado el número telefónico de la otra vez y no dudaría en usarlo por esta ocasión.

—¡Hey! Necesito un favor.

Claro, ¿qué ocurre?

Si Taeyoon llega a tu casa, avísame y mándame su ubicación desde su celular... Sólo necesito saber que él está bien.

—¡¿Pasa algo con mi hermano?!

—Discutimos y luego se fue... —su voz quiso quebrarse ante la idea de pensar en sus cuatro años de relación yéndose a la basura.

Entonces cuenta conmigo... Te llamo más tarde, Jungkook.

Dejó ir un suspiro de alivio y se sentó en el sofá, esperando por aquel mensaje que después de un par de horas, llegó y pudo comprobar que definitivamente Taeyoon se encontraba en Daegu.

Una loca idea pasó por su mente, y estaba considerándola, pero le parecía un tanto ridículo seguir a su instinto.
Taeyoon no sería capaz de engañarlo con alguien más, o al menos eso creía.
Aunque luego de meditarlo por algunos minutos, tomó lo necesario y se subió a su automóvil para partir rumbo a Daegu.

» Los gemelos Kim •• KookV «Donde viven las historias. Descúbrelo ahora