"Tenía frío"

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"TENÍA FRÍO"

Ahí estabas esperándome un domingo por la tarde con todo aquello que nos hacía especial al resto. Estábamos con las manos deseosas por tomar las del otro, con las miradas desesperadas por grabarnos mutuamente, con el tiempo corto que nunca nos rendía y con el corazón al desborde del amor.

—Algo me hizo abrir los ojos, estaba sonriendo. Era invierno, tenía frío.

Ahí estabas en el inicio de aquel camino que seguramente nos llevaría muy lejos. El traje negro te queda perfecto, te vislumbré mucho antes de dirigir mis pasos hacia ti. Cuidé mucho el color de mi vestido, –siempre odié el blanco– pero hoy lo tomé como mi color preferido. Estabas de espalda, podía visualizar tu sonrisa antes de que completaras la vuelta para verme y por ese instante sentí la plenitud.

—Tenía que moverme, algo me hizo girarme. Estaba llorando, sabía que era de felicidad. Era invierno, tenía frío.

Escuchaba mucho ruido, demasiado ensordecedor para mis oídos. Estaba a punto de presenciar un poco más de cerca el cielo. Estabas ahí a mi lado con tus dedos entrelazando los míos y me mirabas como si tuvieses las respuestas de todo cuanto yo me dispusiera a preguntar.
Minutos más tarde podía mirar la luna desde mi ventanilla, estaba justo a mi altura. Pero a decir verdad, el verdadero cielo siempre estuvo muy cerca de mí con tu compañía.

—Escuché un segundo ruido, todavía más fuerte. La lluvia amenazaba a la ciudad. Sentí un puñado de mariposas en el esófago y en el estómago. Era invierno, tenía frío.

Estaba ahí esperándote como cada tarde, sin embargo no era una tarde cualquiera; era verano, uno más a tu lado y me invadía algo más que solo la felicidad. Me estaba invadiendo una parte de ti, una parte de mí. Los minutos fueron eternos hasta que cruzaste la entrada. Me dispuse a hablar y no pude, pero mis ojos pudieron revelarte completamente la vida que llevaba dentro.

—La lluvia comenzó su descenso. Era invierno, tenía frío.

Era de noche y me mirabas fijamente. Los problemas nos embargaban cada vez más. Ninguno de los dos sabía qué hacer, pero sí sabíamos qué no hacer. El nunca abandonarnos en las batallas para no perder la guerra. Encontraste la tranquilidad en mis ojos y yo el refugio en tus brazos.

—Busqué a ciegas con el tacto hasta lograr abrazar algo, era mi almohada. Era invierno, tenía frío.

Ahora tú y yo, ya no como protagonistas sino como espectadores de un nuevo ciclo de vida. Por supuesto el cambio nos logró impactar; tú y yo volvemos a nuestra propia soledad, la que nos hizo aprender, sentir, experimentar, amar, triunfar. Aquí estás para mí y es todo lo que importa.

—El golpe de las gotas en mi techo me hacen volver a abrir los ojos. No era una simple llovizna, era una tormenta que bañaba las calles que hace años recorrimos. Quizá el cielo también resintió los sueños que no cumplimos. Cuando desperté y no estabas aquí, era invierno, tenía frío.
Era invierno, morí de frío.

Alguna Vez Silencio ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora