T R E C E

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Capítulo trece.

3 meses después.

Ya no dolía tanto, pero aún lo podia sentir, trataba estar lo más alejada de Finn posible, lo qué este le permitiese pues Finn parecía otra persona, implorandole perdón, ella sabía qué nadie merece rogar hasta ese punto, pero no era fácil perdonar lo qué él hizo, y además él es el qué la sigue buscando, una parte de ella, la parte egoísta disfrutaba un poco verlo así, se reprochó tantas veces por eso, pero luego recordaba todo lo qué él le había hecho pasar.

Y lo más irónico de todo es qué ella aún lo quería, ella trataba de negarse eso, pero si lo quería.

Sacar a una persona de tu corazón no es nada fácil.

Y ella ya necesitaba hacerlo y quedándose aquí no lo lograría, la idea de volver a su país cruzó su mente, claro no se quedaría ahí por siempre pero si un buen rato--el necesario--, para sanar esa herida qué no ha curado por completo.

El hecho de volver todavía no era una afirmación, sólo una idea qué cruzó su mente.

A ella le gustaría realizarla, ella quería sanar de una vez por todas.

Finn....

Su Finn...

No, él ya no era su Finn.

Un recuerdo triste la invadió y sintió rabia por permitir eso:

--¿Sabes?, a Sandy Andemson le pegaron un chicle hoy al pelo, se lo tenía merecido por engreida--ella soltó una leve carcajada volviendo a darle una pequeña mordisqueada a la deliciosa hamburguesa.

Ella nunca espero esa reacción....

--¿Cual es la gracia a eso? Explícame.--Finn la miraba delatadoramente y su estómago se contrajo en un ácido amargo.

--¿Y a ti qué mosc-.....

Movió su cabeza alejando ese feo recuerdo de hace un mes atrás.

Ella estaba en el techo de su casa, había subido por su ventana, víspera de año nuevo.

Si, en unos minutos sería año nuevo, ella llevaba consigo un pequeño reproductor de mp3, y se preguntó como el año se había ido tan rápido.

Hace un año las Familias Wolfhard y Davis cenaban en la misma mesa, encantados por el noviazgo de sus hijos, creían que ellos hacían la pareja perfecta de hecho todo el mundo lo creía.

Todos estaba felices aquel día, los Wolfhard se deleitaban con la comida venezolana qué la familia Davis había preparado aquella noche de Navidad.

Antonella recordó la primera vez qué Finn y ella fueron a la colina.

--Es aquí donde vengo cada vez que quiero estar solo, pero ahora es de nosotros.

--De nosotros-- Afirmo ella apretando su mano.

Eso le saco una sonrisa, y pensó qué tendría en su mente cada momento con Finn bonito, porqué  los recuerdos deberían ser alas más no cadenas.

Y ahí bajo la luz de las estrellas se  permitió llorar por Finn una última vez más antes qué el año llegase a su fin.

¿podrían disculparme? Sé qué este capítulo es super corto pero la verdad mi inspiración ha muerto, además de nuevo estoy enferma.

La novela acabará justo este año, puede qué manana suba capitulo, de nuevo disculpen, nos vemos

No promises||Finn Wolfhard.||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora