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𝕻𝖔𝖙𝖎𝖔𝖓𝖘 𝖆𝖓𝖉 𝖈𝖆𝖐𝖊𝖘
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Por los pasillos de las mazmorras, dentro de un inmenso, mágico y oculto castillo, se escucha el eco que producen las pisadas y murmullos molestos de uno de los profesores de la escuela, acompañado del sonido ondeante de su larga túnica negra. Severus Snape acababa de terminar la planificación de las clases de los futuros nuevos estudiantes, dando por finalizado todo su trabajo, pero no significaba que podía descansar, no cuando tenía que atrapar a alguien que irrumpía en su territorio. En estas fechas y pasada la medianoche, un "intruso" entraba en el aula de Pociones a jugar y derrochar— o así lo clasificaba él— los materiales que quedaban en exceso del año escolar pasado. Desde hace tres años y sin excepción, la misma "rata" se escabulle desde su refugio dentro del Bosque Prohibido hasta el castillo con la ayuda de algunos fantasmas — el Fraile Gordo y Sir Nicholas—, uno que otro elfo doméstico y el inigualable Poltergeist. El pelinegro ya estaba harto de sus "jugarretas"; hace tres años, cuando fue a revisar el aula, encontró tres calderos sobre su mesa de trabajo: uno humeando, otro fundido y el último con una mezcla aberrante de pociones; instrumentos sin limpiar en el fregadero, flores de valerianas sobre la mesa, hojas de menta y semillas de fuego trituradas en el suelo, manchas en las paredes y algunas sillas en lugares que no deberían de estar. Al siguiente año, teniendo la sensación de que volvería a ocurrir la tragedia del año anterior, se dirigió al aula algo más tarde debido a complicaciones que tuvo al no poder librarse de la conversación que inició el director sobre sus dulces favoritos. La suerte no estuvo de su lado y solo pudo alcanzar a ver como una larga cabellera negra ondeaba, escapando del lugar del crimen, dejando la sala con características parecidas a la vez anterior, pero en un caldero se encontraba una cantidad generosa de una excelente poción protectora contra las llamas. No quería admitirlo, pero sea quien sea el que se adentra en su sala, es bastante bueno en la materia. Pero eso no quitaba el hecho de que utilizara sus ingredientes y no limpiara. No iba a dejar que siguiera impune ante sus pecados.
Hoy iba a atraparlo.
—Esta vez sí que te atraparé pequeño demonio.
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Un estornudo resonó dentro del aula de Pociones. «Tal vez sea por los pelos de Demiguise». La pequeña pelinegra con ojos tan brillantes y fogosos como el sol continuó revolviendo el contenido del caldero, según su reloj de bolsillo solo faltaban veinte segundos para completar la hora y que la poción pasara de un color verde baba de trol a un tono naranja. Estaba cansada, no solo casi se pincha con el aguijón del Billywig, también se le habían escapado las plumas del Snidget Dorado y solo Merlín sabía cómo logró atraparlas. Sin muchos ánimos, se secó el sudor de la frente con el dorso de su mano derecha, sintiendo el áspero cuero de su guante hacia contacto con su piel.
Intentó revisar su libro de tercer año, el cual estaba en muy malas condiciones ya que la mayoría de las páginas tenían salpicaduras de tinta justo donde salían las instrucciones, y añadiendo que Fang tiene la extraña manía por babear cualquier cosa que tocase sus manos, las páginas eran mucho más delicadas de lo que ya eran. Aunque el libro tuviese un aspecto tan denigrante nunca lo cambiaría, después de todo, Hagrid se había esmerado mucho en conseguirlo para ella, y eso valía más que cualquier otro. Mientras seguía revolviendo, sacó del bolsillo derecho de su chaleco una varita de regaliz que le había obsequiado el elfo que le ayudó a entrar, y procedió a llevarlo a su boca para saborear el delicioso dulzor.
Cuando la poción tomó el color correcto, comenzó a contar los pelos de Demiguise, hasta tener los catorce y medio que se necesitaba para terminar la poción de invisibilidad. Estaba a punto de añadirlos cuando la puerta se abrió de golpe, mostrando a un Severus Snape muy, pero muy molesto, su cara demostraba un odio mayor que cualquier Gryffindor había visto en sus vidas. Los ojos llameantes como el fuego bajo el caldero de la pelinegra se abrieron como los de un búho, espectadores y brillantes, y de su boca cayó la mitad de su varita de regaliz... Se quedó completamente quieta y muy lentamente movió su mano hasta tomar los pelos plateados, sin quitar el contacto visual.
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The Runes Of Life & Fire [Golden Trio]
Fanfiction«Las llamas del destino bailan en sus ojos. Una marca de infinidad tallada en su pecho. Y un oscuro rastro de odio se aferra a su cuerpo... Vida y Muerte anidan en ella. Ella no flaqueara. Ella es equilibrio.» ‡†‡†‡★‡†‡†...