ℂ𝕙𝕒𝕡𝕥𝕖𝕣 𝕀𝕏

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𝕰𝖆𝖘𝖞 𝖕𝖊𝖆𝖘𝖞 𝖆𝖓𝖉 𝖙𝖍𝖊 𝖊𝖓𝖉

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La época de exámenes había finalizado y las cartas de Hermione sonaban más alegres que nunca, estaba casi segura de que pasaría todo con creces y le daba las gracias a Enya, o Arellys como la conocía Hermione, por los consejos en pociones y algunos conocimientos de herbología.

Todo estuvo en calma durante el día, los hipogrifos estuvieron tranquilos mientras Enya limaba sus garras y limpiaba sus heridas (a veces se peleaban entre ellos, pero nada grave), no hubo indicio de otro ataque a los unicornios, el sector de las acromántulas no se había expandido por ende no habría conflictos de territorio con otras especies, y logró encontrar a los thestrals cerca del arroyo. El resto de su día consistió en cortar algo de leña y cuidar que las gallinas no intentaran escaparse del corral.

La tragedia llegó cuando fue a revisar a Fluffy esa noche. Lo primero que vio fue el arpa que se encontraba a un lado de él, y cómo le miraban con ojos brillosos, triste por no haber cuidado bien la entrada. Acaricio a las tres cabezas, intentando que dejaran de gimotear. Tenía que avisarle a Dumbledore. Pero sus planes cambiaron cuando vio la flauta de madera cerca de la trampilla.

«Harry».

Sin meditarlo mucho, cambió su rumbo hacia la trampilla y la abrió, ganándose unos gruñidos por parte de Fluffy.

— Es enserio, ¿Ahora? ¿Ahora quieren hacer su trabajo? Después de haber dejado pasar quien sabe a cuantas personas.

Enya tenía las manos en la cadera, mirando reprobatoriamente a Fluffy, el cual, avergonzado, se fue a echar cerca de una esquina, botando de paso el arpa con su cola. Movió su cabeza en negación ante el descaro del cancerbero. Miro hacia abajo y solo pudo ver oscuridad, secó sus manos sudadas en sus vaqueros, contó hasta tres y saltó. Aterrizó en algo mullido, con un ruido suave y extraño. Se incorporó y miró alrededor, sus ojos desacostumbrados a la penumbra. Parecía que estaba sentada sobre una especie de planta.

— No puedo ver nada.

De forma natural, creó una llamarada en su mano izquierda para poder iluminar la habitación. Lo que no se esperaba, era que inmediatamente la planta se contraería intentando ocultarse de la luz y el calor. «Oh... eso fue fácil». Vio un pasadizo de piedra a un lado de la habitación y se adentró a este. Llegó hasta el final del pasillo y se encontró una habitación brillantemente iluminada, con el techo curvándose sobre ella. Estaba llena de pajaritos brillantes que volaban por toda la habitación. En el lado opuesto, había una pesada puerta de madera... que se abrió desde el otro lado, dejando ver a Hermione llena de polvo y algunos arañazos y a un Ron muy mal herido, le sangraba la cabeza.

— Oh por Merlín, ¿se encuentran bien? — La preocupación en la voz de Enya fue notoria— ¿Dónde está Harry?

Hermione, aún en su estupefacción al ver a alguien desconocido en la sala de las llaves, juro poder reconocer su voz. Pero no había tiempo para preguntas.

—Estaremos bien. Él se encuentra en la última sala. Pero...

Enya salió corriendo por la puerta sin dejar terminar a la castaña, mientras más tiempo estuviera quieta, tendría menos posibilidades de evitar una desgracia. Harry estaría enfrentándose a alguien en ese preciso momento, y dudaba que lo dejase con vida. Sobrepasó los escombros que quedaban del ajedrez gigante y continuó por otro pasillo hasta llegar a una habitación, el olor era asqueroso, los ojos de la chica lagrimearon y se le revolvió el estómago. Un trol se encontraba inconsciente con un bulto sangrante en la cabeza. Enya no quería quedarse más tiempo, no le gustaría estar presente cuando despertara; así que continuó a la siguiente puerta.

The Runes Of Life & Fire [Golden Trio]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora